Se conocieron gracias a la esgrima, como alumna y profesor. Sin embargo, hace dieciocho años su relación cambió y se animaron a dar un paso más. Recién llegados de Tokio, donde participaron de los Juegos Olímpicos, posan juntos por primera vez y hablan sobre sus proyectos como marido y mujer
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A los 16 años, Belén Pérez Maurice (36) entró al Seleccionado Nacional de Esgrima. Lo logró luego de entrenar muy disciplinadamente de la mano de su profesor, Lucas Saucedo (51). Hoy, ya hace dieciocho años que son pareja y, luego de una propuesta de matrimonio olímpica, con las cámaras de televisión como testigos al finalizar un combate en Tokio, hablan en exclusiva con ¡HOLA! Argentina sobre su historia de amor.
–¿Cuándo se conocieron?
Belén: A los 13 años iba a nadar al club Círculo Militar, hacía saltos ornamentales, era muy alta y, como él estaba formando una escuelita de esgrima, se me acercó y me propuso formar parte. Al principio, le dije que no, hasta que probé lo que era ese deporte y me encantó. Además, algo conocía porque mamá tomaba clases de esgrima.
Lucas: La esgrima es una pasión que generalmente viene de familia. En mi caso, mi padre, mi abuelo y mi tío son maestros de esgrima. Y yo veía a mi papá, que la pasaba tan bien practicándolo, que no pensé en otra opción.
–Belén en tu caso, ¿cómo pasó de ser un hobbie a convertirse en tu trabajo?
–La verdad es que no me di cuenta. Para mí, era un juego, hasta que un día me encontré con que había entrado en la Selección Argentina y estaba compitiendo. Ahora me doy cuenta del esfuerzo que hacía: iba al colegio a la mañana, almorzaba y después me iba al gimnasio a entrenar. Ya en quinto año competía en la Selección, así que no tuve viaje de egresados. Mis prioridades eran diferentes a las de mis amigas.
–¿En algún momento pensaste en dedicarte a otra cosa?
–Sí, estudié Ingeniería en Alimentos, comencé en la Universidad de Buenos Aires y me terminé recibiendo en la UADE. Tardé en terminar la carrera, porque con los viajes se me complicaba cursar, pero lo logré. Me gustaba mucho y además era consciente de que, como en todo deporte amateur, tenía que tener un plan B. Ahora, gracias a la Fundación Argentina de Esgrima y al Ejército Argentino puedo vivir de la esgrima y me dedico ciento por ciento a entrenar, pero en ese momento no lo sabía. En casa tenían miedo de que por dedicarle tanto al deporte no terminara la carrera, pero yo siempre supe que iba a poder con las dos cosas.
–También pasaste por el mundo del modelaje.
–Sí, como era muy alta todo el mundo me decía que tenía que ser modelo. Y cuando terminé el colegio, fui a castings, me anoté en una agencia de modelos y, aunque me daba un poco de vergüenza posar, hice publicidades y desfiles. Pero siempre seguí con la esgrima y cuando logré tener un ingreso por el lado del deporte preferí dedicarme ciento por ciento a eso, que era lo que me gustaba a mí. Con la creación del ENARD [Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo], surgieron becas y presupuesto para viajar y comenzar a competir internacionalmente y clasificarnos a los juegos olímpicos.
–¿Y cuándo cambió su relación de profesor y alumna a ser una pareja?
Lucas: En 2003, cuando me fui cuatro meses a trabajar de profesor a Estados Unidos. La extrañaba muchísimo, nos escribíamos vía email y cuando volví le propuse si quería ser mi novia. Al principio, podía sonar raro porque teníamos otra relación, pero probamos y ahora hace ya dieciocho años que estamos juntos.
–¿La diferencia de edad en algún momento fue un peso?
Belén: No, me divertía salir con alguien más grande.
–¿Es difícil ser novios y, a la vez, compartir el trabajo?
Belén: Para nosotros, no. Lo llevamos bárbaro. ¿Qué hay más lindo que compartir tus objetivos con la persona que amás? En el deporte hay muchos viajes y objetivos por cumplir y, si podés hacerlo al lado de tu pareja, mucho mejor. Además, cada uno tiene su casa. Aprendimos a que cada uno disfrute de su espacio y de la individualidad. No tenemos problema si el otro quiere estar solo. Tenemos muy buena relación, no somos celosos y por eso estamos juntos desde hace tanto tiempo.
–¿Tener hijos está en sus planes?
Belén: Por ahora, no. Disfrutamos un montón de nuestro tiempo juntos, estamos muy contentos y cómodos así. Me enamoró su personalidad, tiene mucho sentido del humor, ¡y su facha, también!
Lucas: A mí también me cautivó que ella sea muy bonita y, con el paso del tiempo, cada día más. Y es una buena mina, siempre está de buen humor, muy tranquila… Me calma, porque yo soy más intenso, calentón. Y como entrenador, me encanta que es muy disciplinada y con ganas de mejorar.
UN PEDIDO DE MANO MUY ESPECIAL
–¿Te sorprendió la propuesta de casamiento?
Belén: ¡Un montón! Siendo sincera, creía que iba a ser en los juegos anteriores, en Río de Janeiro. Esta vez ni me lo esperaba. Cuando terminé el combate me sentía vacía y en el medio de una entrevista se me aparece él con ese cartel y yo ni le entendía la letra.
–Lucas, ¿es verdad que hace un tiempo ya le habías propuesto casarse y ella dijo que no?
–Sí, en el Mundial de París en 2010. Habíamos ido a tomar un café y me dijo que no, que prefería pensar en casarse para más adelante. Y seguimos como si nada, no me dolió. En Tokio se me ocurrió la noche anterior, y quería hacerlo si ella perdía un combate, para alegrarla y que se quede con un lindo recuerdo. Así que me lancé.
–¿Ya tienen fecha para la boda?
Belén: Yo quiero seguir compitiendo hasta París 2024 y, como despedida, hacer juntos un viaje por Europa. Seguramente nos casemos en una iglesia por ahí... Tenemos una relación muy particular, y vamos a ir viendo lo que nos pase en ese momento.
Lucas: Sí, nos casaremos cuando podamos. En esgrima tenemos que planificarlo todo, pensar siempre de acá a cuatro años, que es cuando toca la próxima competencia. Entonces, en la vida personal, nos gusta dejar las cosas un poco más libradas al azar.
Maquillaje y peinado: Joaquín López Patterson con productos Shiseido / Agradecimientos: Centro Cultural Mindzentynum; Fundación Argentina de Esgrima y Ejército Argentino
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