Las herederas de la realeza europea se mostraron con un estilo espontáneo y descontracturado en distintas actividades fuera de protocolo
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El lunes 5, el rey Felipe VI de España y la princesa Amalia de los Países Bajos hicieron gala de la estrecha relación que mantienen ambas casas reales europeas, cuando disfrutaron de una jornada olímpica repleta de emoción. Primero fueron testigos de la prueba de atletismo de 3000 metros con obstáculos, donde compartieron palco con los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia y con el gran duque Enrique de Luxemburgo. Más tarde, estuvieron en la final de básquet femenino 3x3 en el estadio La Concorde, donde Alemania venció a España por 17 a 16 y se quedó con la medalla de oro. Media hora después, Amalia y el rey Felipe presenciaron la final masculina de la misma disciplina deportiva que disputaron Países Bajos vs. Francia (cada partido dura 10 minutos o hasta que un equipo alcance los 21 puntos), match que la hija del rey Guillermo Alejandro y la reina Máxima vivió con mucha intensidad.
Espontánea y divertida como suele mostrarse su madre, la heredera del trono se robó todas las miradas por sus eufóricos gestos, especialmente cuando su selección logró la victoria contra los locales en el último segundo del tiempo complementario. Emocionada, Amalia se abrazó con el rey Felipe y luego posó con los deportistas de su país, que obtuvieron la medalla dorada. Cabe recordar que, el año pasado, después de recibir amenazas contra su seguridad, la princesa se mudó por un tiempo a Madrid para continuar con sus estudios universitarios. “Todo ello fue posible gracias a la afectuosa dedicación de un gran número de sus conciudadanos y de Sus Majestades. Fue una conmovedora prueba de amistad en un período difícil”, había agradecido el rey Guillermo Alejandro a su par español.
PRINCESA LEONOR AL VOLANTE. SACÓ A PASEAR A DOS REINAS Y UNA INFANTA
Fue una de las imágenes más sorpresivas del verano en Palma: en el asiento de atrás, la reina Letizia (51) y, a su lado, su suegra, la reina Sofía (85). En la butaca del copiloto, la infanta Sofía (17). Y, al volante, ella, la primera en la línea de sucesión de España, la princesa Leonor de Borbón (18).
Captada en la tarde del 6 de agosto en Palma de Mallorca, la isla donde la familia real pasa sus vacaciones de verano, la imagen de la hija mayor de Felipe VI y la heredera del trono manejando con gran soltura un Seat Ateca está cargada de simbolismo. Porque es mucho más que la foto de la primera vez que Leonor conduce por las calles (obtuvo su carnet en la Academia General Militar de Zaragoza el 31 de octubre, no bien alcanzó su mayoría de edad). Tras jurar la Constitución de su país, este es otro paso de su entrada en la edad adulta. Y, a juzgar por las sonrisas cómplices y llenas de aprobación de su madre, su abuela y su hermana, sus compañeras de ruta, Leonor lo está haciendo más que bien.
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