Las tres generaciones de corredores hablan de los valores, el esfuerzo y las pasiones compartidas
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Un viejo dicho asegura que lo que se hereda no se roba, y los López ejemplifican ese refrán a la perfección. En su familia, la pasión por los motores y el automovilismo pasó de generación en generación: Paco López fue corredor de Turismo Carretera en la década del 40; su hijo Osvaldo (75), popularmente conocido como “Cocho”, compitió en distintas categorías y se consagró como campeón de TC2000 en 1979. Juan Manuel “Cochito” López (43) siguió los pasos de su padre y su abuelo y compitió a nivel nacional e internacional y hoy comparte ese legado con su hijo León (fruto de su relación con la fotógrafa Coni Dietrich), quien a sus 7 años ya es piloto de karting y sueña con llegar a la Fórmula 1.
–Además de la pasión por los autos, ¿qué actividades comparten?
Cochito: Con León, como padre, tengo una relación demasiado pegada, estamos juntos todo el tiempo. En realidad, con mis dos hijos, pero con él, ahora que es más grande, empezamos a compartir otro tipo de cosas que quizás con Kiki [la menor] todavía no puedo. Yo hice mucho deporte toda la vida, igual que mi papá, más allá del automovilismo a nivel profesional. Jugábamos al tenis, íbamos a esquiar, a andar en moto y en bicicleta, y es lo mismo que hoy hago con mi hijo. Sin querer, por imitación, le inculqué el deporte. También hace muchos años que hago Jiu-jitsu, y como a él le gusta viene a entrenar conmigo y mi grupo de amigos; se divierte y presta atención como uno más de nosotros, tiene mucho de chico grande. Y, claro, todo lo relacionado con autos, motos, motores, lo disfrutamos y lo hacemos juntos, como el jeep que restauramos. Eso es algo que compartimos los tres, y con mi hermano Francisco, aunque a veces cuesta traerlo porque es más de la noche, es DJ y es joven, pero colabora como mecánico de León. Eso sí, el domingo a las siete de la mañana, cuando hay que ir al kartódromo, es más difícil engancharlo. [Se ríe].
–Y a vos León, ¿qué es lo que más te gusta hacer con tu papá y con tu abuelo?
León: Andar en autos de carrera.
Cochito: Desde que León empezó a manejar karting, mi viejo va todo el tiempo a las pruebas y no falta a ninguna carrera. De hecho, él es quien lo lleva la mayoría de las veces porque las fechas de León me coinciden con las de la Fórmula 1 [Cochito es comentarista para ESPN].
Cocho: He notado una cosa, que evidentemente con las generaciones sucesivas se fue potenciando: yo fui un fanático de los autos, lo viví con mucha pasión, esfuerzo y perseverancia. Juan Manuel me superó en un porcentaje importante con la obsesión por el auto, con ser perfeccionista, y León es peor todavía. Él desayuna, almuerza y cena mientras en su tablet mira las carreras de karting, escucha atento todo lo que su padre le enseña y pide más. Es increíble cómo el deporte nos fue llevando a competir, a ser más pasionales, dedicados y obsesivos.
–¿Cómo equilibran esta pasión por la competencia en León sin que se vuelva extremadamente obsesivo y perfeccionista siendo tan chico?
Cochito: Por ahora, desde mi rol de padre, lo tomo como un juego más. León anda en karting, pero también hace un montón de deportes con amigos. Es muy chico, no sé si más adelante le va a seguir gustando o no, porque después llega un momento de mucho esfuerzo y sacrificio personal. Tampoco sé si va a tener las posibilidades, ya que el automovilismo no depende solamente del sacrificio, hay muchos factores externos y económicos que no siempre se pueden dar. Más allá de la pasión por los autos, la idea del deporte es inculcarle que, en la vida, haga lo que haga va a tener que esforzarse si quiere conseguir buenos resultados. Y él lo aprendió solo. Al principio, no entrenaba y perdía todas las carreras. Cuando empezó a dedicarse, a esforzarse, a mirar videos conmigo, preguntarme y prestarme atención cuando le explicaba cosas técnicas, empezó a mejorar y a ganar. Eso es lo que más me gusta de cada deporte: la formación como persona. A mí me ayudó muchísimo y creo que es la plata mejor invertida.
–Ustedes también hicieron sacrificios por sus respectivas carreras…
Cocho: Eran horas de dedicación pura. Recuerdo que salía del colegio e iba a buscar al mecánico y lo llevaba al taller privado que tenía mi familia en Mataderos. Mi papá también corrió en Turismo Carretera en la época del 40, así que León sería la cuarta generación. Yo limpiaba las piezas de los autos y, sin saber nada, aprendía. Después estudié Relaciones Públicas y me sirvió para entender que necesitábamos sponsors. Fui el primer corredor de automovilismo en Argentina que puso en marcha la promoción y publicidad en autos de carrera, porque lo que había antes era muy rudimentario. Empecé haciendo carreras de obstáculos en las calles de Mataderos y a los 18 o 19 años tuve la suerte de convertirme en piloto de Peugeot.
Cochito: A los 15 años yo estaba en un equipo que quedaba en Villa Constitución, Santa Fe, y todas las semanas entrenábamos en el autódromo de Rosario. Iba al colegio en doble jornada, y los miércoles a la mañana madrugaba, me tomaba un taxi a Retiro, de ahí un micro a Rosario. Volvía a mi casa a las doce de la noche y al otro día iba al colegio. Todo eso lo hacía solo.
Cocho: Mónica, su madre, era muy exigente y le decía que si quería correr tenía que estudiar. Y a mí me encantaba que corriera, pero tenía miedo de que lo hiciera por mí, por estar conmigo. Por eso quise que hiciera su propio sacrificio. A los 17, cuando se fue a vivir a Europa para competir, sufrió mucho el desarraigo, sobre todo en Inglaterra [antes estuvo en Vicenza, Italia], donde no lo saludaba ni el portero.
–¿Qué cualidad admiran de cada uno de ustedes?
León: Mi papá es bueno y divertido.
Cochito: De chico, a mi papá siempre lo vi como un referente, como mi ídolo. Hacía cosas que me gustaban y trataba de seguir ese camino. Compartimos mucho y me parece muy buena persona, y eso es clave para un hijo. Eso de dar el ejemplo es lo mismo que trato de transmitirles a los míos. De León admiro que es muy compañero. Podemos estar juntos todo el tiempo y le encanta que le cuente anécdotas. Admiro que sea tan chico y tan grande a la vez. Con sólo 7 años se toma las cosas en serio, es responsable, cuida a su hermana si es necesario. Yo era igual a su edad, era raro que hiciera alguna travesura.
Cocho: Agradezco a Dios todos los días por la familia que tengo. Mis hijos son educados, perseverantes, y cada uno hace su vida, yo solamente los ayudé dándoles el ejemplo de vida. Siempre vi a mi padre trabajar, ser cariñoso con mi madre, y todo eso que aprendí en mi casa lo trasladé a mis hijos. Si bien uno comete errores, tenemos frustraciones y fracasos, lo importante es no perder el objetivo.
–Al momento de esta entrevista se están preparando para viajar juntos a San Martín de los Andes. ¿Cómo son las vacaciones en familia?
Cochito: Está bueno porque a los tres nos gusta la nieve y la montaña, y disfrutamos de esquiar juntos. Lo empezamos a hacer hace dos o tres años.
–Son tantos que, imagino, los roces por la convivencia se vuelven inevitables…
Cocho: Nos vamos ordenando, no es fácil porque hay diferentes edades y gustos, pero la idea es no perder la alegría y, si discutimos, no pasa de eso. Lo más importante es que vamos mentalizados en que ese tiempo en familia va a ser único.
–Además de coches, ¿los domingos hay asado compartido?
Cocho: No, no somos de compartir cosas todo el tiempo porque cada uno tiene lo suyo, pero siempre estamos conectados. Cuando alguien necesita algo, yo soy el que comanda. Saben que lo primero que tienen que hacer es preguntarme. Estoy atento a todos porque me encanta.
Cochito: Los domingos nos juntamos generalmente con la familia de Coni, porque viven enfrente de casa.
–¿Quedan sueños por cumplir?
Cocho: Siempre tengo cosas y proyectos por hacer, y cuando crean que estoy muerto, en realidad va a ser un proyecto. [Se ríe].
Cochito: Mi gran proyecto o sueño, o a lo que más le dediqué, fue el tema del automovilismo, y ya cumplió su ciclo. Hoy me interesa más el desarrollo de mis hijos que el mío, pienso en cómo poder ayudarlos a cumplir sus sueños y acompañarlos. Mi felicidad pasa por la felicidad de ellos.
–Juan, a fines de mayo Coni contó en Instagram que se separaron. ¿Cómo lo estás llevando?
–La verdad es que con Coni nos tomamos un tiempo separados después de casi diecinueve años en pareja. Nos llevamos bien, estamos juntos con los chicos todos los días y no sé qué va a pasar. La idea, por ahora, es tomarnos unos meses. Es pronto para saber si es definitivo.
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