En agosto del año pasado y después de muchos años sin dar una entrevista, se entregó a una charla sincera para repasar su vida
- 8 minutos de lectura'
Murió una de las caras de la publicidad argentina de los 70. Su imagen saliendo del agua tiritando mientras sonaba la pegadiza voz de Donald cantando “las olas y el viento, sucundum, sucundum” se metió en el imaginario colectivo de varias generaciones. Después llegaron la fama, las tapas de revistas, los viajes y el amor con Cacho Fontana. Entonces Liliana Caldini dejó su carrera para convertirse en algo así como la productora todoterreno del hombre éxito primero, y en la madre de las gemelas Antonella y Lumila (43) después. Era abuela de Lucas (22) –hijo de Lumila– y Joaquín (21) –hijo de Antonella–. En agosto del año pasado, conversó y posó para ¡HOLA! Argentina como en su época dorada de modelo y habló de uno de sus mayores miedos: la muerte.
–¿Cómo es tu relación actual con Cacho Fontana?
–Tengo una relación bárbara. La verdad es que pasaron muchísimos años desde que nos separamos, pero fuimos y somos buenos amigos. Tal vez si no hubiéramos tenido a las chicas, el contacto se habría cortado, pero al tener dos hijas juntos, siempre nos mantuvimos comunicados. Y después con los dos nietos ni te digo. Además, como Lumila vive afuera y Antonella trabaja mucho, a veces yo asumo algunos roles para estar cerca de él si necesita algo. Ahora lamentablemente no puede salir por la pandemia, porque a Cacho le encanta salir, ir a Puerto Madero y comer sus cositas ricas.
–¿Cuál de tus hijas se parece a vos y cuál a él?
–Antonella es muy parecida al padre y Lumila es más como yo. Antonella es minimalista, Lumila es una gitana: usa pulseras más pulseras, anillos, chalinas, sombreros. Cuando eran chicas, por ejemplo, Antonella ahorraba y Lumila gastaba. Ahora, cuando Antonella va a Madrid a ver Lumila que vive allá, se convierte en una gitana ella también. Es como que con la hermana se transforma.
–¿Es difícil la distancia? ¿Ellas se extrañan mucho?
–Si no fuera por el teléfono, sería realmente insoportable. Pero gracias a este aparatito la llevamos más o menos bien. Lumila está en Madrid y de repente escribe y dice: “¿Me compro estos zapatos o estos otros?”. Gracias a la tecnología estamos en contacto permanente. Igual, nos falta el abrazo, el contacto. Yo, si Dios quiere y la cepa Delta no avanza, me voy a visitarla en octubre.
–¿Cuál de las dos es tu apoyo en los momentos difíciles?
–No me apoyo en nadie y eso me ayudó. Yo he pasado por enfermedades difíciles, estuve muy complicada por un cáncer, y me ayudó mi actitud. Cuando estoy mal, tengo que salir sola. Porque si no, es como que me debilito, me quita fuerza. No es que sea autosuficiente, sino que eso es lo que necesito para mantenerme fuerte, para no aflojar. Porque si aflojo, me convierto en una cataplasma para los demás.
–Tenés dos nietos varones, ¿cómo es tu relación con ellos?
–Ellos son lo mejor que me pasó en mi vida. Son mis edecanes y mis motores. Cuando decaigo, están mis nietos. Están en mi mente y en mi corazón. Soy supercompañera de los dos. Lucas tiene 22 años y estudia Economía; Joaquín, de 21, juega al fútbol y hace poco se fue a vivir a Miami. Lo extraño horrores.
–¿Hacés planes con tus nietos?
–Con Lucas como dos veces por semana. En ocasiones le cocino y en otras vamos a comer afuera. Me gusta llevarlo a lugares que no conoce.
–¿Te gustaría volver a enamorarte?
–El otro día leí algo que me causó mucha gracia. “Dicen que el amor se encuentra a la vuelta de la esquina, entonces yo debo vivir en una rotonda”. [Risas]. Hace muchos años que no estoy en pareja y me encantaría encontrar un compañero de ruta. Una persona para contenerse, divertirse, con la que compartir algunos momentos, viajar juntos, pero no para convivir. Ya probé eso de los tuyos, los míos, los nuestros y fue un desastre.
–¿Qué te hace feliz?
–La música, amo la música: me acuesto y me levanto con música y soy capaz de bailar con el escobillón mientras barro la casa. El baile me hace bien. El baile socializa, alegra, transmite energía… por eso el último tiempo me dediqué un poco a eso, con gente de mi edad. Lo hice cinco años en la provincia de Buenos Aires: fui con mi baile y mi música a todos los centros de adultos mayores. Y en verano lo hacía en Mar del Plata, en la playa, sobre un escenario.
–¿Hacés yoga o meditación?
–No, yoga no. Por ahí a la noche medito un ratito, si no me puedo dormir. Quince minutos, me relaja y me duermo. Pero para mí, la mejor laborterapia es la cocina. Cocino mucho, cocino bien y me divierte.
–¿Para quién cocinás?
–¡Para todos! Cocino y cocino. Después, preparo tuppers y reparto.
–¿Volverías a la televisión?
–Ahora sí, me encantaría. Hasta la pandemia tuve un programa en Radio Nacional que se llamaba Todo tiene música, y disfrutaba mucho hacerlo. Hablaba con la mujer de Sandro, venía Roque Narvaja a cantar en vivo, era muy alegre. Todo con música para nosotros, para los de mi generación.
–¿La gente te reconoce por la calle?
–Sí. Y a veces me impresiona, porque me reconocen con tapabocas. Incluso algunos me dicen: “Te reconocí por la voz”. Hace un tiempo, justo antes de la pandemia, estaba en un shopping y se me acercaron tres señoras de mi edad. “¡Ay, Liliana! Es el cumpleaños de una amiga y le estamos organizando una fiesta, y no nos sale tu pasito de ‘tiritando’. ¿No nos enseñás?”. Así que fui a la casa de una de ellas, me esperaron con un té y ensayamos el paso.
–¿Te harías una cirugía?
–¿Sabés qué le pedí al fotógrafo recién? Que no me haga Photoshop. ¿A quién le voy a mentir mi edad? Además, no necesito, a mí me rejuvenecieron mis nietos. [Risas]. Hay algo que me enseñó Alberto de Mendoza, que era un buenmozo increíble y nunca se tocó nada. Él siempre decía: “¿Qué me voy a hacer en la cara? Si esta arruguita fue una mujer que amé, esta otra es de whisky, y esta otra porque el sol me mató. ¿Qué me voy a sacar de la cara? ¿La vida? Si lo que tengo marcado en la cara es vida”. Yo pienso igual. Y me muero si me hago algo y me convierto en otra persona. ¿Viste que hay gente a la que le tenés que pedir la cédula para reconocerla? Y te da pena, porque eran mujeres bellas que no necesitaban hacerse eso.
–¿Hacés gimnasia, te cuidás la piel, controlás las comidas?
–Bailo. Me cuido un poco del sol ahora, antes no me cuidaba nada. Viví seis años en Miami y tomé mucho sol. Para las dietas no soy buena: trato de controlarme un poco, pero no soy muy estricta. Y la verdad es que unos kilitos menos me vendrían muy bien.
–¿Tenés asignaturas pendientes?
–Me quedó en el tintero hacer un viaje en motorhome, el sueño de mi vida. Me encantaría y nunca lo pude cumplir. Otra cosa pendiente es vivir en la Patagonia: siempre soñé con tener una cabañita frente a un lago.
–¿A qué le tenés miedo?
–A morirme sufriendo. Ojo, tampoco me gustaría vivir muchos años. Me gustaría vivir mientras me pueda valer por mí misma.
–¿Sos amiguera?
–Soy buena amiga. Por un lado, tengo un grupo de toda la vida: somos cuatro amigas que nos criamos en el mismo edificio desde chiquitas. Este año se cumplen 65 años que somos amigas. Y después tengo otras amigas, no muchas, pero tengo. Soy muy sociable, puedo hablar hasta con las piedras, como dicen mis hijas. ¿Sabés que hablo cuatro idiomas y aprendí de grande? Me puse a estudiar idiomas para poder hablar con la gente. Yo necesitaba ir a Roma y entenderme con el taxista o el mozo, ir a París y poder preguntarle algo a alguna persona por la calle.
–¡Y aprendiste cuatro idiomas!
–Un muchacho que me hizo una carta natal me dijo que en otra vida yo había sido hombre. Un hombre etíope que era como un restaurador de almas, y a mí me pasa un poco eso, porque sé escuchar a la gente. Bueno, el asunto es que este chico me decía que ese señor que fui hablaba muchos idiomas, y que por eso a mí no me cuesta estudiarlos, porque yo los recuerdo, no los estudio. ¿Vos creés que después de esta nota me encierran?
Producción: Laura Fernández
Peinado: Ignacio Mora para Estudio Olivera con productos Schwarzkopfpro.arg
Maquillaje: Martín Blanco @martin.blanco.makeup
Agradecimiento: InterContinental Buenos Aires @intercontinental_buenosaires
Otras noticias de Revista ¡HOLA!
Tiene 25 años. Es una de las influencers del momento y asegura: “Algunos haters me desearon la muerte y también me amenazaron”
“Fue como un golpe en la cabeza”. Despertó pasiones sobre el escenario, pero murió sola y deprimida por un amor que no fue
En fotos. La sonrisa de Suri Cruise “a pesar de…”, el momento más esperado de Jude Law y la heredera de una estrella que pisa fuerte
- 1
Marina Vollmann: qué es de su vida lejos de la TV, por qué la dejaban de lado en el colegio y cómo la alientan hoy sus hijos
- 2
“Apuesto a volver a enamorarme”. Valentina Cervantes, la ex mujer de Enzo Fernández, posa espectacular y habla de su separación
- 3
En la estancia de los Blaquier. Todas las fotos de la romántica boda de Luisa Demarchi Braun y Santiago Galland
- 4
Gala Premios Nobel. La majestuosa cena repleta de diamantes y el look de la heredera del trono de Suecia que llamó la atención