En una entrevista exclusiva en Miami, la diseñadora cuenta detalles de la vida de hotel y de la colección de prendas de edición limitada que lanzará en marzo
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“Hola, soy Grace Faena”, extiende su mano educadamente la mujer rubia de ojos color cielo y sonrisa inocente que acaba de entrar casi de forma inadvertida en Los Fuegos, el restobar emblema del Hotel Faena de Miami Beach, que estalla de gente en plena temporada. Recién vuelve de la playa, donde hizo un recorrido por “Maze: Journey Through the Algorithmic Self”, el monumental laberinto inmersivo creado por el artista chileno Sebastián Errázuriz, una obra que, paradójicamente, no está diseñada para perderse, sino para encontrarse. Casi como le sucedió a Grace India Goldsmith (26) –ahora Grace Faena, como le gusta que la llamen– cuando hace algunos años, en este mismo lugar, el destino la cruzó con Alan Faena (60), y casi sin esperarlo, se enamoró perdidamente de él, a quien sólo veía como un amigo. Una majestuosa y exótica boda de cuatro días en marzo de 2023 en Buenos Aires fue el broche de oro para convertirla en la mujer del amor de su vida y la persona más fascinante que conoció, según asegura la elegante joven que lleva su nombre en honor a la princesa de Mónaco, Grace Kelly, a quien su madre siempre admiró. Pero sus modos suaves, sin aires de divismos, nada tienen que ver con fragilidad. Grace tiene la firmeza y la segura madurez de alguien que sabe lo que quiere. Nacida y criada en el mismísimo corazón de Miami Beach, la hija de James Goldsmith, un selfmade man que se convirtió en uno de los desarrolladores inmobiliarios más importantes y poderosos de los Estados Unidos, y de Mónica, una creativa diseñadora dueña de una de las más exclusivas tiendas de mobiliario de diseño de marcas italianas pionera absoluta en el Design District, le cuenta a ¡HOLA! Argentina en una entrevista exclusiva su increíble historia de amor con Alan y cómo está decidida a irrumpir en el mundo de la moda con una colección de modelos únicos, que semejan obras de arte.
–Viviste tu niñez y tu adolescencia en la Florida, ¿y después?
–Fui a la Universidad de Cornell a estudiar arte y cine. Fue un gran cambio para mí ir de Florida a Nueva York. ¡No sólo por una cuestión de clima! [Se ríe]. Me encantó principalmente porque soy una persona a la que le gusta mucho estudiar, y en ese lugar tuve la enorme posibilidad de abarcar muchos temas que me interesaban, como cultura, arte, cine o filosofía en un altísimo nivel. Además, podés encontrarte con un universo de personas que vienen de diferentes lugares del planeta con las que podés compartir y discutir ideas e intereses. Yo lo disfruté y aproveché muchísimo. Hace poco lo llevé a Alan para que conociera el campus, y le encantó. Quién te dice, quizás algún día estudiemos algo juntos ahí.
–Cuando te graduaste, ¿volviste a Miami?
–No, me mudé a Manhattan. Primero trabajé en Christie’s, en el departamento de obras de arte antiguas, que es algo que me encanta. Y, al poco tiempo, empecé en Bank of America, en la parte de Art Services (Servicios de Arte), donde se trata con los coleccionistas más grandes del banco para ofrecerles asesoramiento y préstamos para que amplíen sus colecciones, se los ayuda a vender su arte… Era un trabajo muy interesante y muy agitado, pero yo tenía 22 y quería vivir en Los Ángeles.
–Y un día apareció Alan Faena en tu vida...
–En mayo de 2021 mi madre festejó su cumpleaños con una fiesta privada en el Saxony, el bar del Hotel Faena. Y en el medio de la noche apareció Alan, que quería ver cómo estaba la fiesta. ¡Naturalmente, la única persona que podía colarse en una fiesta privada en el hotel era Alan! [Se ríe]. Yo estaba bailando. Él me miró y yo lo miré. Se acercó y empezamos a conversar.
–¿Sabías que era el dueño del lugar?
–Para nada. Yo había estado viviendo en Nueva York por muchos años y me encontraba absolutamente fuera de la movida de Miami. ¡Pensé que era un invitado más!
–¿Qué hizo que se miraran?
–Fue una conexión energética, como algo que vino del universo. Fue muy natural la forma en que nos acercamos. Desde esa noche quedamos en contacto, pero como amigos. Al principio pensé que era muy grande para mí, pero me encantaba, porque me parecía una persona muy especial. Me gustaba estar con él.
–¿Qué pasó después?
–Nos veíamos seguido, pero yo le decía que era muy grande para mí y que la única forma de seguir era a través de la amistad. Él fue muy respetuoso, pero siempre supo que íbamos a ser algo más, y me decía: “Voy a esperarte”. Y fuimos amigos por un año entero, hasta que todo cambió. Se hizo amigo de mi papá, de mi mamá, de mi familia. Íbamos a ver arte juntos y nos llevábamos muy bien. Me encantaba, y a todos les caía bien. Una vez vino a festejar Acción de Gracias a casa. Fue muy lindo, porque venimos de mundos y culturas muy distintos, pero los dos tenemos el mismo amor por nuestras familias. Y entonces le dijo a mi mamá: “Yo me voy a casar con Grace, te lo prometo”. Mi mamá lo miró y le contestó: “No lo creo”. Pero la verdad es que en ese momento ya estábamos conectados. Al año siguiente nos casamos.
–¿Y qué fue lo que cambió en esa amistad?
–Mi primer viaje a la Argentina. Siempre había querido conocerla, y Alan me invitó a ir con un grupo de amigos míos. Cuando lo vi en su lugar, en su casa, entre su familia, lo descubrí de una manera muy distinta, pude entenderlo aún más. Descubrí que la edad no importa cuando encontrás a alguien que tiene el mismo espíritu que vos, tus mismos valores, que es una persona única que siente un amor puro por vos. Cuando la vida te presenta el amor de tu vida, no hay nada más maravilloso que te pueda pasar. Cuando regresamos a Miami, le dije “Creo que te amo”, y él me respondió: “Yo te amo desde que te conocí, así que está perfecto”. Nos volvimos inseparables.
SE OYEN CAMPANAS DE LA BODA
Alan le propuso matrimonio en su casa de Punta del Este. Luego de dar un paseo por el jardín de rosas, Grace fue a preparar una partida de backgammon y se dio cuenta de que faltaba una pieza y que en su lugar había un anillo de compromiso. Entonces todo se aceleró. “No había nada que esperar”, dice ella con seguridad. Formalizaron su amor ante sus familias y amigos con una exclusiva fiesta en París, en la elegante mansión de tres pisos que Alan tiene en el barrio de Saint-Germain, y en ese instante pusieron fecha para la boda: 4 de marzo de 2023. Ese día se casaron en una tradicional ceremonia en el Templo Libertad, una sinagoga del siglo XIX donde, décadas antes, se habían casado los padres de Alan. Fueron cuatro días a puro festejo en Buenos Aires. Nada quedó librado al azar. “Hasta el último detalle estuvo organizado por Alan. Fue una increíble sorpresa para mí de principio a fin”, cuenta Grace, que para ese día lució un vestido personalizado de Oscar de la Renta inspirado en el de su madre.
–En Miami encontraste a Alan y además dónde volcar tu amor por el arte.
–Mi conexión con el arte está en todo lo que hago. Lo aplico en todos los sentidos en la vida. Me encanta el concepto de poder dar arte para beneficiar a la comunidad, así que a través del Bass Museum, que es uno de los museos más importantes de Miami, armé Future Bass, que es un grupo de coleccionistas, artistas y personalidades jóvenes con el que realizamos actividades y eventos para juntar fondos para que el arte sea accesible a más personas, que llegue a colegios o instituciones sociales, o para ayudar a artistas nóveles en sus talleres. Mi amor por el arte lo puse en la filantropía y es algo que me apasiona.
–También te involucraste con diseños para el mundo Faena.
–Lancé junto a una amiga una marca llamada Grace and Roses, que proponía prendas cómodas para estar en casa, pero también para poder bajar al lobby del hotel. Un luxury lounge lifestyle, que era ropa que podía usar en mi nueva vida en el hotel. Fue como un inicio en mi etapa de diseñadora, pero mientras tanto, también empecé a hacer la curaduría de Big Bang, que es la tienda del Faena, donde comencé a buscar objetos y prendas de distintos artistas y de diferentes lugares del mundo que me conmovían. Traigo joyas de Brasil, sombreros de Punta del Este, alfombras de Buenos Aires, carteras Chanel vintage intervenidas. Me gusta mucho descubrir marcas nuevas y artistas desconocidos. Y también arranqué a hacer productos con la marca Faena.
–Hablás de ropa para bajar al lobby. Debe ser raro vivir en un hotel.
–Me gusta vivir con Alan en el lugar que sea. Pero vivir en un hotel es muy distinto a vivir en cualquier otro lugar, es una vida muy especial, donde siempre hay movimiento y gente de distintas partes del mundo. Aunque no lo creas, somos muy de estar en casa tranquilos y bajamos al hotel sólo cuando nos dan ganas de ver algo de movida.
–Ahora estás desarrollando algo que es puramente Grace.
–Empecé a armar mi propia colección. Son prendas muy livianas con mucha juventud, inspiradas en lo que pienso, en lo que veo, en lo que me gusta… Por ejemplo, el glam de las películas de la época de oro del cine, las figuras icónicas como la princesa Grace, Ava Gardner, Cher, Diana Ross… Y por supuesto, tiene un poco de mí. Mi colección se llama GGF by Grace Faena, y son todas ediciones limitadas. Es como si compraras arte, vienen con su número de serie y el logo “GGF” inscripto en diamantes. Cada pieza tiene su historia y está hecha con materiales únicos. Estoy en todos los detalles.
–¿Cuándo va a ser el lanzamiento?
–Está planeado para marzo. No será algo fácil de adquirir, porque son piezas únicas, y como tal, obtenerlas será también una experiencia única. La idea es que sea como una búsqueda del tesoro. Estarán en tiendas muy especiales alrededor del mundo, en Mónaco y Los Ángeles, y en nuestro website, que se lanza a fin de mes. Mientras iré subiendo algunos avances exclusivos en mi Instagram (@gracefaena). Todo el tiempo habrá algo nuevo. No voy a ir por temporadas, no quiero seguir el calendario.
–¿Qué opina Alan de este proyecto?
–Le encanta todo lo que a mí me haga feliz. Pero también es divino tenerlo a mi lado, porque sabe un montón de esto, de cuando tenía Via Vai. Siempre me dice que todo lo que yo hago le gusta. Cuando nos casamos, uno de nuestros amigos dio un discurso y dijo: “Todo lo que Grace es o hace a Alan le encanta, incluso si el perro de Grace hace pipí en su alfombra preferida, él dice ‘Me encanta’. Eso hace el amor”.
–¿Te gustaría ser mamá?
–Me encantaría, y cuando llegue el momento, será. Porque cuando hay amor te dan ganas, y nosotros no vemos el momento de expandir nuestra familia.
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