El padre de Zaira y Wanda nos recibe en su casa del Tigre con su nueva pareja
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Comenzaron a salir hace apenas tres meses y ya son inseparables. Andrés Nara (64) y Débora Giménez (36) comparten el humor, que es el lenguaje que encontraron para borrar la diferencia de edad entre ellos. Debby, como la llama él, es dueña de un emprendimiento de ropa y tiene un hijo, Bautista (7). Andrés es el padre de Wanda (35) y Zaira Nara (33), y se dedica a la compra y venta de autos. Viven juntos en la casa que él tiene en el Tigre cuando ella, que es de Misiones, viaja a Buenos Aires por trabajo, y disfrutan del reencuentro. Dicen que contemplan la naturaleza y hablan de la vida, entre mates y risas.
–¿Cómo se conocieron?
Andrés: Fue gracias a un cliente mío, que le provee ropa a ella para Portugal, su marca de ropa. Me dijo que conocía a una chica muy linda, que era empresaria, le pedí que me la presentara, pero no quiso. Me pasó su nombre y la contacté a través de las redes sociales. Ella es de perfil bajo y cuando le hablé, no me reconoció.
Debby: Es que tenía la cuenta de Instagram privada, no se veían sus fotos. Hasta que cuando empezamos a hablar me dijo que tenía dos hijas y que seguramente yo las conocía. Le pregunté quiénes eran y me contestó: “¿No te dice nada mi apellido?”, fue muy divertido, ni me lo imaginaba.
Andrés: Cuando viajó a Buenos Aires nos conocimos personalmente y tuvimos buena onda desde la primera salida, además ya veníamos hablando por teléfono y se notaba que había química.
Debby: El humor es nuestro punto de conexión.
–¿Qué fue lo que más te gustó de ella?
Andrés: Se lo dije de entrada. De chicas lindas está lleno, pero en ella se nota que tiene el valor de la familia. Además de su simpatía, su forma de hablar y de cómo se maneja con su negocio, me atrajo mucho ver que en las redes compartía fotos de su papá y de su hijo. Después subimos una foto juntos y se viralizó enseguida.
–Débora, ¿qué sentiste al verte expuesta?
–No me esperaba tanto revuelo. Hacía mucho que no subía fotos a mis redes sociales con una pareja. Me contactaron de programas de televisión y ¡hasta me armaron dos clubs de fans, uno en Misiones y otro en Buenos Aires! Por suerte, él me aconsejó un montón, porque yo soy muy sensible.
–¿Qué te dijeron tus padres?
–Al principio sólo lo sabía mi mamá, y cuando se difundió la noticia, le pedí que fuera ella quien se lo contara a papá. Por suerte, él siempre me recomendó que saliera con alguien mayor…
Andrés: Todavía no conocí a los padres de Debby, pero la madre me mostró buena onda, está muy contenta con la relación.
–¿Y qué dicen al respecto Zaira y Wanda?
Andrés: Las dos son muy celosas y se enteraron por los medios. Igual, sólo les molestaría que mi pareja fuera menor que ellas. Mientras sea igual o mayor, está todo bien. Aún no se conocieron personalmente, pero seguro ocurrirá pronto.
–¿Cómo se llevan ustedes con la diferencia de edad?
Debby: ¿Vos viste lo que es Andrés? Ni se nota la edad que tiene, ¡hasta parece más joven que yo! Andrés: Soy muy chiquilín, es verdad. Como cuando estoy con Wanda, que somos dos chiquilines y no paramos de hacer bromas. Yo le hago un chiste y ella me lo redobla.
PAPÁ ORGULLOSO (PERO NO TAN BUEN ABUELO)
–Andrés, ¿te ves como padre de un bebé en el futuro?
–Yo creo que sí. Y me podría volver a casar, aunque estamos juntos hace poco. Es muy pronto para pensar en eso.
–Wanda tiene cinco hijos y Zaira, dos. ¿Sos un abuelo presente?
–La verdad… no me considero muy buen abuelo, porque no somos una familia tradicional, vivimos lejos, tenemos distintos trabajos, personalidades... En cambio, Nora –la mamá de las chicas– es muy presente. Igual, saben que si me necesitan, me llaman y estoy. Wanda vive lejos y a mí me cuesta viajar, y Zaira está muy ocupada. El poco tiempo libre que tiene prefiero que se lo dedique a su marido y a sus hijos. Cuando los veo, lo paso súper. De los hijos de Zaira, Mali [Malaika] es igual a Wanda, muy rebelde y aventurera, y a Viggo, como nació en pandemia, lo conocí cuando ya tenía varios meses.
–¿Cómo describirías a tus hijas?
–Estoy muy orgulloso de ellas en todo sentido, como mujeres y como madres. Son inteligentes, exitosas e independientes, que es lo que yo quería. En un mundo tan machista, nunca deseé que dependieran de nadie, y hoy es así: no necesitan de nadie. Cuando eran chicas, a Wanda y a Zaira las dejaba hacer de todo, menos que fumaran, anduvieran en moto y tomaran drogas o alcohol. Zaira siempre tuvo mucho carácter y fue muy prolija, abanderada y mejor alumna. Era una modelo desde chiquitita. En cambio, Wanda era más rebelde, era la líder del colegio.
–¿Sos celoso con ellas?
–No, no me gusta invadir ni complicarle la vida al otro. Me siento muy seguro de mí y eso se refleja en mis relaciones. Con mis hijas tampoco muestro celos, mientras no las usen o lastimen, está todo bien. Sé que son muy bonitas y que su trabajo va de la mano de la exposición, por eso las entiendo. No soy un “padre cuida”. A mí me gusta que usen pantalones apretados y polleras cortas, porque sé que les quedan bien. Cuando empezaron a salir en la televisión siempre las acompañaba, controlaba para que todo saliera bien y terminaba pasando que yo actuaba como el padre de todas sus compañeras. Una vez, estábamos en un scouting de modelos de Pancho Dotto y como todas estaban en confianza conmigo, venían, me abrazaban, hasta que Wanda pegó un grito y las sacó a todas. [Se ríe]. Y si un hombre se desubicaba, no hacía falta que yo interviniera, ellas lo ubicaban solas.
–¿Te llevás bien con Mauro Icardi y Jakob von Plessen, sus parejas?
–Sí. Jakob es un tipo bárbaro, impecable, muy centrado. Pero estamos en dos frecuencias distintas, es más serio, no tenemos muchos puntos en común porque a todo lo que él se dedica es a lo que yo jamás le di importancia. Y con Mauro no tengo una relación fluida, como sí la tuve con Maxi, que éramos muy compañeros, teníamos una onda muy similar. Salíamos a correr con los autos, nos quedábamos jugando a la PlayStation hasta las cinco de la mañana… Cuando Wanda empezó a salir con Mauro yo no creía que fuera a funcionar la relación. Eran muy jóvenes, ella ya tenía tres hijos y, sin embargo, siempre se mantuvieron bien… hasta lo que pasó hace poco.
–¿Cómo reaccionás cuando te enterás de que sufren por amor?
–No me meto en sus sentimientos. Si veo que el amor no es recíproco, intervengo un poco, pero no demasiado. Siempre les digo: “Yo te doy mi idea, pero vos equivocate por vos, no por lo que piense yo”. Cuando Wanda empezó a salir con Maxi, todos creían que yo quería que se casaran, pero yo pensaba todo lo contrario. La veía bien soltera y sabía que casarse implicaba que lo siguiera a él por el mundo. Ser botinera no es fácil, perdés muchas cosas, te alejás de tu familia… Pero, bueno, fue lo que ella quiso y yo la apoyé. Wanda y Zaira son muy distintas. Por suerte, cada una está bien en lo laboral y en lo personal.
–¿La ayudaste a Wanda cuando hace poco se peleó con Icardi?
–Traté de ser lo más cauto posible. Fui muy puntual en lo que le dije y no hablé con ningún medio para no sumar leña al fuego, a pesar de que en muchas cosas no coincidía, no quería perjudicarla. Es complicado opinar sobre eso... Yo la apoyo en todo lo que decida.
Maquillaje y peinado: Lourdes Costa @luleramakeup
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