La nueva versión sobre el hombre murciélago está dirigida por Matt Reeves.
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El siglo XX ha sido el del arte popular. No porque anteriores épocas no hayan abundado en él –de hecho, gran parte de lo que consideramos “gran arte” fue arte popular–, sino porque, tecnologías mediante, sigue manteniendo vivas a sus criaturas. Como diría un académico, sus invenciones se actualizan constantemente. El paso de una historieta a la pantalla grande es el mejor ejemplo. Pasar de una novela a una película es un poco la forma natural que encontró el arte narrativo del siglo XIX, el cine estaba en el ADN de Dickens y Balzac. La historieta siempre fue cine por otros medios (los japoneses siempre lo supieron) y hay algo de rizar el rizo, porque la historieta a la vez es hija de aquella novela. Ejemplo de ejemplos: Batman, una de las mejores creaciones del siglo pasado. Batman es el Conde de Montecristo: el hombre acosado por una tragedia que busca venganza a través de la justicia. Y también es Sherlock Holmes: el detective infalible que encuentra en una molécula de pelo toda la prueba de una conspiración global. Y, por supuesto, es también Superman en su versión más realista: los golpes le duelen, pero su cuerpo es un arma precisa. Por supuesto, como los cowboys (otros que ofician de padres del personaje), es un solitario que hace justicia por propia mano, y en el siglo de los fascismos y las dictaduras resultó siempre un problema. Batman es grande.
La televisión y el cine nos dieron muchos Batman. Desde el delicioso delirio pop de los 60 con Adam West (aclaremos: siempre pensaron en una serie de comedia) hasta las encarnaciones hiperreales y oscurísimas de Christopher Nolan, todos los Batman muestran una constante: Bruce Wayne será justo, bueno y millonario, pero está loco. En un cómic, Año uno, el gran Frank Miller intentó desentrañar el nacimiento de Batman: cómo ese spoiled child se convierte en el puño violento contra las mafias. Bueno: como el cine siempre volverá a Batman, estamos ante algo que parece –o se basa, o se inspira– en Año uno: The Batman (dejemos el título en inglés porque el artículo pesa: transforma en objeto extraño lo que el tiempo convirtió en nombre propio), dirigida por Matt Reeves y protagonizada por Robert Pattinson, que es una buena elección para el personaje. Los tráileres muestran mucha oscuridad y a una Gatúbela negra (que no es tampoco una mala elección y ya tuvimos en los 60 a Eartha Kitt), y un ambiente que recuerda por el uso de luz y colores la versión de Miller.
Pero lo más interesante del nuevo regreso del otro murciélago inmortal de la pantalla (ya sabemos: el otro es Drácula) es el director. Matt Reeves es bueno, bueno en serio. Veterano de la TV, parte del grupo que rodea desde hace años a J. J. Abrams, Reeves tiene tres buenas películas: Cloverfield-Monstruo (aquella Godzilla filmada con cámara testigo); Déjame entrar, remake del clásico coming-of-age vampírico; y El planeta de los simios: confrontación. En las tres aparece una preocupación especial por lo que les sucede a los personajes, siempre contradictorios y complejos. Lo que transforma al realizador en el número puesto –dado que conoce los secretos del cine “espectacular”– para tratar con el esquizoide millonario Bruce Wayne. Pattinson, por su lado, ya tuvo su acercamiento al murciélago como vampiro vegetariano de la saga Crepúsculo, pero tuvo la suerte de salir a fuerza de talento y de elegir directores de la euforia teen. No por nada trabajó con David Cronenberg (Cosmópolis y Map to the Stars) o Nolan (Tenet). La cara melancólica, sabemos, siempre oculta un resentimiento, un odio innominado, una furia perdida: es la cara de Pattinson y debería ser, la historia lo obliga, la de Bruce Wayne. Después de dos años en los que el cine se debatía en la cuerda floja de la pandemia, no está mal que Batman regrese así, un hombre con sed de justicia que pasó demasiado tiempo en las sombras.
Dónde va DC
La nueva Batman es la apuesta grande de Warner-DC este año, aunque por cierto no es la única. A mediados de 2022, se verá Black Adam, un villano relacionado con el universo de Shazam; más tarde llegará The Flash (donde, como en la más reciente Spiderman, habrá varios Batman, por lo pronto Michael Keaton y Ben Affleck) y, a fin de año, el retorno del Aquaman de Jason Momoa. Veremos cómo sigue la puja eterna con Marvel.