The Observer, la edición dominical del diario inglés The Guardian, publicó en 2004 la lista de los imperdibles.
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Octubre comienza con otro superclásico, el quinto River-Boca del 2021, y seguramente alguien –un protagonista, un hincha, un periodista– emitirá el siguiente dictamen: “Como dijo un diario inglés, el superclásico es el primer espectáculo deportivo que toda persona debe ver antes de morir”. Esa frase, efectivamente, nació en un artículo publicado en 2004 por The Observer, la edición dominical del diario inglés The Guardian, que publicó esas listas tan habituales del periodismo británico: un ranking de los 50 espectáculos deportivos que tenemos que ver antes de morir, por supuesto en saga con “las 1000 películas”, “los 100 libros para leer” o “las 100 playas que no hay que perderse”.
The Observer publicaba una vez por mes una revista deportiva, The Observer Sports, y como en abril de 2004 cumplía 50 años, lanzó una lista de los 50 eventos, elegida por periodistas del periódico, pero también por estrellas del deporte, algunos jugadores (el golfista Nick Faldo, el tenista Tim Henman) y otros espectadores (el actor Jack Nicholson). Lo sabido y repetido fue que el Boca-River encabezaba la lista, pero lo poco aclarado era que la revista advirtió, en la bajada del título, que la antología no seguía ningún orden en particular. Uno tenía que ir primero y ese lugar quedó para el Boca-River en la Bombonera. En palabras de quien lo recomendó, el periodista inglés Gavin Hamilton, “se trata de la rivalidad más intensa de Argentina y, quizás, de América Latina: el partido es un derroche de color, ruido y energía. Una de las tribunas del estadio de Boca es muy extraña. Se asemeja a cajas apiladas una encima de otra”.
En 2004, The Observer lanzó una lista confeccionada por periodistas, estrellas del deporte y algunos espectadores como el actor Jack Nicholson. El superclásico River - Boca figuraba como uno de los eventos imperdibles.
Lo poco divulgado en Argentina fueron los otros 49 espectáculos que, según el periódico inglés, hay que ver antes de morir. Es una lista muy particular, aunque hay que recordar que el orden es fortuito, no de valor. Detrás del Boca-River, la segunda recomendación ya no fue de fútbol, sino manejar tu propio auto por el circuito de Fórmula 1 de Mónaco, o sea, conducir por la calle, pasar por la esquina del Casino, entrar al túnel y seguir manejando mirando yates bajo el sol de la Costa Azul.
La tercera es de golf, la recomienda Faldo, y se trata de conseguir una ubicación en la ladera del “Amen corner” del Masters de Augusta, donde están los hoyos 11, 12 y 13. Según Faldo, es “el” lugar por tres razones: su belleza, su importancia (allí suelen definirse los torneos) y cuestiones técnicas del deporte (los jugadores están más nerviosos). El club abre las puertas a las 7 de la mañana y ahí ya está la gente, en la puerta, con sus sillas, para ir lo más rápido hasta el “Amen corner”. Pero como por las reglas internas de Augusta se impide correr dentro del club, el público debe ir marchando.
Después le siguen mirar tenis en la cancha central de Wimbledon y ser testigo de la final olímpica de los 100 metros. La sexta es esquiar en Hahnenkamm, una de las bajadas más peligrosas del mundo, con ambulancias al pie de la montaña, en Kitzbühel, Austria. La séptima recomendación como espectáculo para ver antes de morir es algo más acostumbrado a oídos y ojos argentinos: ver una pelea de boxeo en el Madison Square Garden. De ahí nos vamos a Melbourne, pero ni al tenis ni a la Fórmula 1, sino al cricket: todos los 26 de diciembre se juega un partido llamado The Boxing Day que enfrenta a la selección de Australia con un rival a elección. Nunca hay menos de 65.000 personas.
Lo que sigue es curioso, en Kirkwall, una isla al norte de Escocia, y es un partido callejero, entre 700 personas, de algo así como el fútbol de la época medieval. Consiste en dos equipos de 350 personas, unos al sur de la catedral, otros al norte, y tienen que llevar el Ba, la pelota, al otro lado de Kirkwall. Es una montonera gigante y juegan todos los hombres del pueblo.
La décima es un deporte un poco más conocido, el skeleton, que es tirarse en un trineo boca abajo por una pista con forma de tubo, y que sea lo que Dios quiera. Pero a diferencia del Boca-River, lo que The Observer recomienda en este caso es un espectáculo muy privado, al alcance de pocos, que es la carrera de la Cresta en Saint Moritz, en Suiza, un club exclusivo.
De las 40 restantes, sobresalen hacer bolsa en un mítico gimnasio de boxeo de Detroit (el Kronk Gym), correr la maratón de Nueva York, lanzarse en bungee jumping, hacer buceo en Belice, pagar miles de dólares para ver a Los Ángeles Lakers en primera fila, jugar al polo sobre elefantes en Nepal, participar en una carrera de camellos en Egipto, ver lucha de sumo en Japón, mirar las 500 millas de Indianápolis o presenciar la final del campeonato de hurling en Irlanda.
Lo curioso es que esta misma lista, pero no con 50 espectáculos para ver antes de morir, sino con 101, fue copiada tres años después en ESPN de Estados Unidos: le agregaron, por ejemplo, un India-Pakistán en cricket, pero la única mención al fútbol sudamericano fue cualquier partido de la liga brasileña en el Maracaná. Ellos se lo pierden.