El músico expresó en su piel la gratitud a Diego por el apoyo que recibió mientras atravesaba el momento más difícil de su carrera.
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El 10 es mucho más que un número, al menos en este país, desde 1986 en adelante. Y eso que, como número, ya es el más importante del sistema decimal que rige nuestra vida cotidiana. Desde la consagración de Diego Maradona, el 10 pasó de adjetivo numeral cardinal a requerir la mayúscula de nombre propio. Para Mauro Potenzoni, exdefensor de Deportivo Español, es todavía mucho más especial, pero no solo por haber sido contemporáneo de la deidad en la profesión. El Diez saltó a defender en los medios a Mauro y le hizo saber personalmente su apoyo, mientras el presidente del club en el que jugaba lo estigmatizaba en TV por formar parte de un colectivo de jugadores en huelga. Hoy, casi 25 años después, Mauro mira todos los días, orgulloso, ese número que lleva tatuado en el antebrazo mientras disfruta su revinculación futbolística, tras muchos años de búsqueda de refugio musical, al dirigir una escuelita de fútbol no competitiva para menores de 12 años en Ingeniero Maschwitz.
¿Cuántos tatuajes tenés?
El único que tengo es el 10 de Diego en el antebrazo. Me lo hice después de que falleció, en febrero. Es nuevito. Pensaba que nunca me iba a tatuar por mi relación con el cuerpo: trato de intervenirlo lo menos posible, incluso con cirugías, medicaciones o inyecciones. Siempre traté de evitar todo tipo de agentes externos. Hoy no sé si será el último o si ya se abrió una puerta, porque no dudé en ningún momento y el tatuaje ya forma parte de mí. Me causa gracia que muchos alumnos de mi escuelita de fútbol me preguntan si es por Messi. Así que también es una buena manera de que esos chicos conozcan a Maradona.
¿Por qué elegiste el número para homenajear a Maradona?
Me hice el 10 icónico del 86 porque es todavía más simbólico que la cara de Diego, que es un hombre, e incluso más que su apellido. El número se relaciona con todo lo que representó Diego cuando tenía puesta una camiseta de fútbol o en situación de competencia. Maradona representa amores y odios, pero yo banco un montón todo su camino, con las caídas y las resurrecciones. Me parece un ser único que realmente rompió todos los moldes que había para un jugador de fútbol. Atravesaba la argentinidad, representaba lo que es Argentina, con todo lo que nos genera nuestro querido país y nuestra cultura. El número tiene que ver con lo que representó para todos los que fuimos jugadores de fútbol. Como capitán, como líder, como extranjero en su período europeo...
"Me convidó un poco de su fuerza y energía en un momento en el que yo estaba muy mal. Me quedó marcado a fuego, así que necesitaba ese recuerdo de Diego en mi sangre, en mi cuerpo."
Mauro Potenzoni
¿Cuál es la relación con Diego que te llevó a tatuarte?
Me siento agradecido con Maradona. Hubo una historia en los 90 cuando yo todavía jugaba como profesional en Deportivo Español. Tuvimos un conflicto contractual que derivó en uno gremial, con una huelga de jugadores. En ese momento jugaban todos los ídolos en Argentina. Maradona, Francescoli, Burruchaga, Ruggeri... Durante ese conflicto, Maradona tuvo un gesto conmigo por una situación que se dio con Ríos Seoane, entonces presidente del club, que hizo unas declaraciones en mi contra que eran falaces. Diego consiguió el teléfono de mi casa y me llamó. Imaginate, atendió mi mamá y Guillermo Coppola avisa que “Diego quiere hablar con Mauro”. Y ahí me da palabras de cariño y apoyo. Me convidó un poco de su fuerza y energía en un momento en el que yo estaba muy mal. Me quedó marcado a fuego, así que necesitaba ese recuerdo de Diego en mi sangre, en mi cuerpo. Vengo de familia italiana y esos gestos se valoran mucho, no se olvidan.
¿Tuviste algún otro acercamiento con él después?
Durante la huelga hubo reuniones en Futbolistas Agremiados y ahí lo pude conocer personalmente, agradecerle y, sobre todo, pegarle un abrazo. No puedo explicar lo que era Diego energéticamente, es algo que he escuchado también de otras personas que sintieron lo mismo al abrazar a Diego. Tenía una energía en el cuerpo realmente muy especial. Eso me impactó un montón. Le pude agradecer ahí, realmente al tipo, lo que era, lo que representaba y lo que hizo conmigo. Para mí, era un hecho traumático, así que su apoyo fue fundamental.
¿Pudiste enfrentar a Diego en una cancha?
No pude jugar con Maradona. Me amonestaron el partido previo a Boca contra Español, y había llegado a la cuarta amarilla. Me quise matar. Pensé que lo iba a volver a enfrentar alguna otra vez. Pero enseguida se retiró. Yo también dejé de jugar al fútbol en 1999, y me metí de lleno con la música. Empecé a tocar con mi hermano, baterista de Todos Tus Muertos, en una banda que se llamaba XX. Hace unos años, cuando fui papá, recién volví a relacionarme otra vez con el fútbol mediante la docencia. Ahora tengo una escuela de fútbol recreativa en Maschwitz, con chicos de hasta 12 años, a los que no los hago competir.
Es increíble que te hayas hecho tu primer tatuaje recién ahora, después de estar tantos años relacionado con mundos tan tatuados como el fútbol y el rock.
Más que nada la música, porque mi generación de futbolistas no se tatuaba tanto. Hace 10 años que el tatuaje está con todo en el fútbol. Tal vez se desvirtuó un poco porque deberían ser cosas que querés que formen parte de tu vida para siempre, que sean parte de tu historia. Yo quería tener algo de Diego en mi piel, para poder verlo y llevarlo a todos lados. Un detalle del tatuaje es que lo tengo en el antebrazo, pero el 10 está al revés, me mira a mí, a la gente que lo ve le queda dado vuelta.