Se estrenó la megaproducción filmada en Argentina, México, Uruguay, Italia y España. Ya se puede ver por Canal 9 y por Amazon Prime Video.
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El hermetismo sobre los detalles de la producción –y pormenores de la trama– de Maradona: sueño bendito, la biopic de Diego Armando Maradona que se estrenó por Canal 9 y que se puede ver en Amazon Prime Video, es inversamente proporcional a los escándalos que se ventilaron a partir de que se conociera su realización. Lo primero, se avisa, es malo para hacer foco en lo que aquí importa: la serie propiamente dicha, sus posibles alcances artísticos, sus aciertos o errores, su porcentaje de apego a la realidad (de lejos, lo que más inquietud provocó por propios y extraños); y fue pasto para lo segundo, útil solamente como elemento de rebote en redes sociales o programas de chimentos. Lamentablemente, hubo muy poco de uno y abundancia de lo otro.
La puesta en abismo que podía significar encarar una biopic de Maradona antes del 25 de noviembre de 2020 siempre competía con la realidad: Diego estaba ahí para discutir, con sus actitudes y su ingeniosa lengua, los resultados parciales de una biografía en constante ejecución. Es más, Sueño bendito estuvo en marcha –incluso con su bendición, firmada el 30 de marzo de 2019 en México– y el Diez siguió copando la parada. Lo acompañó la concurrencia a la polémica de los demás involucrados en el asunto: Claudia Villafañe, Dalma y Gianinna, Guillermo Coppola y demás actores secundarios, que se avizoraron personajes de una ficción televisiva que funcionaría como un espejo deformante, lo que devino en largas y hoy fútiles discusiones mediáticas. Aunque con resultado a favor de Villafañe, que no se quedó en la sospecha y accionó judicialmente, intimando a Amazon a revisar las partes del guion que la injuriaran o calumniaran (los famosos 14 puntos que Maradona había pedido que se incluyeran y ella objetó). Todo mientras no se había visto un fotograma de la serie.
Hoy, Diego no está y el programa sí. Y se mirará de otra manera todo lo que desde 2017 vienen pergeñando BTF Media, Dhana Media y Latin WE, unidas para una megaproducción filmada en Argentina, México, Uruguay, Italia y España. Nada menos que la vida del futbolista más reconocido de la historia, quien, además, construyó un personaje extradeportivo fascinante y complejo. El elenco se supo de entrada: Nicolás Goldschmidt, Nazareno Casero y Juan Palomino interpretan al ídolo en tres etapas de su carrera. Otros protagonistas de la historia aparecen en dos instancias de sus vidas: sus padres, Tota y Chitoro (o don Diego) son interpretados por Mercedes Morán y Rita Cortese, Pepe Monje y Claudio Rissi; Claudia Villafañe, por Laura Esquivel y Julieta Cardinali, y Guillermo Coppola, por Leonardo Sbaraglia y Jean-Pierre Noher. El director argentino Alejandro Aimetta es el showrunner y escribe el guion junto con Guillermo Salmerón y Silvina Olschansky.
Con el recorte impuesto al script por la madre de sus hijas más mediáticas (que junto a la pandemia retrasó la filmación por un buen tiempo) y mucha agua bajo el puente –un puente que, por otra parte, se rompió con la muerte de Diego–, la serie siguió adelante. Se sabrá si todo persiguió la tónica del guion del primer capítulo, aquel que se filtró a la prensa hace dos años y levantó polvareda con su crudeza, o si refuerza las palabras de Mari Urdaneta, una de las productoras ejecutivas: “Es impresionante registrar todas las experiencias que, hasta el día de hoy, siguen enriqueciendo la vida de Maradona y es exactamente lo que queremos que el público aprecie. Esta historia es para todos; no solo los fans del fútbol lo entenderán, sino también la madre dedicada que entregó su vida poniendo el sueño de su hijo al frente, como doña Tota lo hizo con Diego”.
Hasta el final
Maradona: sueño bendito es catalogada como una bioserie, ese nuevo subgénero que se volvió furor a partir de la biopic de Luis Miguel. La entrega de capítulos –un total de 10, de una hora de duración– será semanal y alcanzará a más de 240 países y territorios. La incógnita que encierra el guion (es vox populi que cada uno de los involucrados en la producción firmó contratos con férreas cláusulas de confidencialidad) planta un interrogante (y un atractivo) más: saber si fue incluido en la trama el fallecimiento del ídolo.