Maxi Bagnasco presenta una serie de imágenes icónicas de la vida del futbolista
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Desde que el pasado noviembre el planeta despidió a Diego Maradona, Maxi Bagnasco no dejó de pintarlo. En su taller de Villa Crespo y en espacios abiertos, el pintor y dibujante, también destacado como uno de los mejores muralistas del país, retrató al ídolo a lo largo de unas 30 obras realistas que, como el nombre del astro, están dando la vuelta al mundo.
El furor de sus pinturas ha llamado la atención de medios y crítica especializada de China a Australia, de Latinoamérica a Europa, y parte de su encanto reside en las mil caras del futbolista y emblema nacional que recogen sus trabajos.
Pelusa y su sueño de jugar un Mundial, Diego con la camiseta argentina en el 79, levantando la Copa del Mundo en México 86, furioso junto a Goycochea ante los silbidos al himno argentino en Italia 90, en Boca con el mechón amarillo en el pelo, con la camiseta de Newell’s, dirigiendo a Gimnasia, en la AFA y fuera de la cancha, el día en que dio cátedra a los ingleses en la Universidad de Oxford, con una copa de champaña y tapado de piel en la emblemática tapa de Gente, entrado en kilos con el tatuaje del Che y fumando habanos en Cuba. Con pinceles y aerosoles, el retratista pinta lo que Maradona fue y sigue siendo en el recuerdo colectivo.
El furor de sus pinturas ha llamado la atención de medios y crítica especializada de China a Australia, de Latinoamérica a Europa. Parte de su encanto reside en las mil caras del futbolista.
“Vos que pintás tan realista, lo vas a revivir a Diego”, le dicen. Y el muralista cierra la idea: “Creo que eso es lo que queremos”. El artista gráfico trabaja, en parte, en dupla con el colombiano Dreier Salamanca y es el autor de una cronología de 18 cuadros de 1,20 x 1,20, que serán objeto de una subasta a beneficio y que dan forma a la exposición en el Patio de los Lecheros de Flores (Donato Álvarez 175), que se puede ver hasta mediados de este mes.
Sin ser fanático del fútbol, la admiración del pintor por el astro se remonta a la niñez. Con 9 años se acercó a Segurola y La Habana para entregarle un dibujo. Dalma salió y se lo dio. El arte de revivir a Diego a través de la pintura surgió como un homenaje al artista de la pelota el mismo día de su muerte. Reprodujo una imagen en blanco y negro de Gabriel Rocca, grabó el proceso, y el video se viralizó.
Desde entonces, Buenos Aires se empezó a llenar de murales de Diego, a quien Argentino Juniors dedicó un santuario donde Bagnasco retrató al joven ídolo en sus comienzos en el club. La obra cosechó elogios y llegaron más encargos: una imagen de Diego frente a una pileta en una vivienda en Lomas de Zamora y otra en una casa cerca de Rosario. “Todos querían a Maradona en su jardín”, señala quien ahora recibe propuestas de distintas partes del mundo.
Maxi Bagnasco tiene 39 años y pinta y dibuja sin parar. Por su taller, donde consolidó su perfil como docente –sus cursos están disponibles en la plataforma Domestika–, se multiplican las obras entre aerosoles y esmaltes.
A los 9, ganó un concurso de reproducciones de Van Gogh. Se formó en reconocidas escuelas, obtuvo el título de dibujante publicitario, desplegó su destreza en animación y fue ampliando su universo gráfico. Un prematuro interés por los rostros –en especial, por las miradas– y las caricaturas estuvo en la base de sus primeros logros: a los 17 ilustró un libro del programa El robo del siglo (Rock&Pop) y con un dibujo llegó a conquistar a una de sus bandas favoritas, Megadeth. Fue al hotel donde se alojaban y pidió a un botones que se lo entregaran. “¿Quién hizo este dibujo?”, preguntó un agente de seguridad. Lo hicieron pasar, como en un sueño al más puro estilo maradoniano, y le pagaron por el diseño, que fue la imagen de unas remeras de la banda.
Más tarde, ilustró otros libros y, a los 20, las marcas lo convocaban para realizar caricaturas en vivo. “Dibujaba a 200 personas por fin de semana”. Tatuadores, dibujantes y muralistas pedían formarse con él mientras sus obras de arte urbano conquistaban espacios. Retrató a Bizarrap, el argentino que está en la cima de los charts de Spotify, y pintó cuadros para proyectos de Tini Stoessel y Alejandro Sanz, y murales como el de Björk en el jardín de la artista e influencer Femigangsta. Pero Bagnasco sigue pensando en Maradona: entre otros, en un Diego al desnudo cubriendo su físico sin más abalorios que un racimo de uvas.