Del fenómeno de uno de los cantantes pop más exitosos a los documentales de Maradona y Fito Páez, claves de la pasión por la vida de los otros
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Luis Miguel no escucha nada. Luis Miguel no puede cantar. Después de que un auricular in ear le explotara dentro de su oreja, los doctores creen que es difícil que vuelva a escuchar. La pregunta es si quedará en silencio eterno, si ese pitido constante que ahora lo aturde se irá algún día. Si volverá a cantar.
Es el comienzo de la segunda temporada de Luis Miguel, la biopic de Netflix que reconstruye la vida y la carrera de uno de los cantantes pop más exitosos en la historia de la música latina. Es, también, el plot point de uno de los ejes narrativos de la serie. Es la ficcionalización de un hecho verídico.
Cuando se trata de una bioficción hay zonas que imantan nuestra atención: qué tan parecidos son los personajes, si existieron o no, quiénes son en caso de que tengan otros nombres, qué se inventa y qué pasó en realidad.
En la serie, el accidente sucede en un show en Lima, Perú, en el 2005. Según el libro Oro de rey, de Javier Herrera León, todo pasó como lo muestra Netflix. Después de ese recital fallido, Micky va a cargar con una dolencia crónica en su oído izquierdo. Desde ese instante, que rompe con el trip de la etapa más hitera de su carrera, todo se volvió más esporádico, oculto y misterioso en torno a él.
Ver esa escena –acá, magistralmente elegida para empujar la trama hacia delante–, en una serie biográfica de una figura pública, funciona como un trampolín hacia Google.
Luis Miguel-auriculares-explosión-concierto: send.
¿Qué nos atrae hoy de las biopics si todo –todo– está a un googleo de distancia? ¿Por qué Luis Miguel es top de la plataforma top si ya sabemos qué pasó? Y, si no lo sabemos, lo más probable es que lo busquemos en internet antes de que se estrene el siguiente episodio.
Cuando se trata de una bioficción hay zonas que imantan nuestra atención: qué tan parecidos son los personajes, si existieron o no, quiénes son en caso de que tengan otros nombres –¿encontraron a Cristian Castro en Luis Miguel, no?–, qué se inventa o modifica en función del relato y qué pasó en realidad.
Cuando hablamos de documentales –en Netflix brilla por estos días Héroes: silencio y rock & roll, sobre la banda española Héroes del Silencio–, los destacados se encuentran en archivos exclusivos, grabaciones íntimas, secretos –“secretos”– develados y nuevos testimonios de los protagonistas.
Por citar ejemplos de cómo funcionan estos puntos de atracción, en Bios, de Nat Geo, deslumbró el material familiar de Gustavo Cerati y Luis Alberto Spinetta; también, la entrevista –tiempo compartido– de Julieta Venegas con Charly García.
La polémica que se puede generar en torno a estos contenidos es otro plus. Y con Twitter tan a mano y las discusiones tan propensas a volverse tendencia, el qué dirán es otro ítem fuerte para las biopics. Por ejemplo, con la película de Rodrigo, El Potro, la devolución de la familia saltó por cómo se mostraba al cantante –mujeriego, codicioso y hasta violento–. La serie Monzón, sobre el femicida y exboxeador, abrió el juego a que quienes lo conocieron salieran a recordar –lo que ellos eligieron– de él y a hablar de un producto que se muestra un tanto bipolar: por un lado, es el retrato de un ídolo deportivo y, por otro, el de un violento y asesino. Con Diego Maradona, el documental dirigido por Asif Kapadia –quien ya había retratado la vida y el declive de Amy Winehouse–, el 10 salió a criticar el enfoque del film –que, entre otros temas, toca el vínculo del Diego con la mafia italiana–. Ni hablar de lo que pasará con la inminente Sueño bendito, que busca contar en modo ficción la vida de Maradona hasta su etapa como DT de la Selección.
Y no podemos dejar de mencionar los ciento y un memes sobre Gustavo Santaolalla tras el documental Rompan todo: la historia del rock en América Latina. En la serie que busca repasar los hitos del género en el continente, la voz del ex Arco Iris, que es el productor ejecutivo, se vuelve central para dirigir el relato y termina ubicándose casi como el creador del rock en español. Carne de cañón para los pajaritos de internet.
¿Lo digo o no lo digo?
Parte de esas discusiones posestrenos se deben a qué se cuenta –qué se elige contar y qué omitir– y cómo se cuenta. Volviendo al principio, en Luis Miguel se elige hacer foco en la explotación paterna: Micky termina como el niño bueno y talentoso que fue separado de su madre y que quedará traumado de por vida. Aunque en la temporada 2 se muestran más miserias del pop star y se deja un poco de lado la victimización del protagonista y se vierte un poco de oscuridad –y humanidad– sobre él.
En el qué y el cómo la principal influencia suele estar marcada por el clásico de bío autorizada o no autorizada. En este caso, Luis Miguel es productor de la serie. En El Potro, fue Ramiro Bueno, el hijo de Rodrigo, quien dio el visto bueno a la historia.
Hay más, en el plano internacional: hace poco fue hashtag el documental Framing Britney Spears, producido por el New York Times con su aval, donde se cuenta la historia sobre cómo la princesa del pop perdió su tutela en manos de su padre –y acá hay otra historia de un progenitor que explota los dotes artísticos de su hija o hijo–. La reina del pop, Madonna, está preparando un documental sobre su vida. Más acá, en la segunda mitad del año, Netflix va a estrenar El amor después del amor, una serie documental en clave ficción que contará 40 años de vida y obra de Fito Páez, que también está involucrado en la producción.
Y, en este tiempo de biopics centradas en figuras de la música, las canciones comparten protagonismo con las tramas. Desde la resurrección de temazos enterrados hasta VHS con registros de shows emblemáticos o nunca antes vistos, pasando por alguna protocanción que jamás vio la luz. Hoy, redescubrir a Luismi en Spotify es tan seductor como la playlist que, semana a semana y tras un nuevo episodio, tiene en el primer lugar la canción que aparece en la serie.
Google, redes sociales, autorizaciones, proliferación de contenidos, multiplataformas: el 3.0 les dio una nueva vida a las biopics. Como si un nuevo contenido nos acercara aún más a la persona detrás de esos personajes.