Cuáles son los nuevos criterios para establecer cómo se reparten de una forma más equitativa dentro de una ciudad.
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Los espacios verdes son claves para la calidad de vida en las ciudades y el bienestar de las personas; si bien generalmente se toma como medida la cantidad de metros cuadrados por habitante, hay nuevas formas de poder establecer cómo se reparten esos espacios de un modo más equitativo dentro de una ciudad.
A mediados de 2021, la Fundación Bunge y Born presentó el Atlas de Espacios Verdes de Argentina, un sistema que analiza los espacios verdes públicos de las 155 localidades que conforman los aglomerados urbanos del país. Esta iniciativa, además, presenta un índice de accesibilidad a esos espacios y un estudio sobre sus efectos, considerando niveles de acceso, nivel socioeconómico y algunas dimensiones sobre la salud pública. Para ello seleccionaron las áreas verdes según el índice que se utiliza en la Unión Europea, que supera la media hectárea de superficie; para poder mensurarlo, sepamos que la Plaza Aristóbulo del Valle del barrio de Villa del Parque –que ocupa una manzana– mide 1,59 hectáreas, lo que posibilita dejar de lado los espacios que no permiten actividad física comunitaria, como terraplenes o bulevares con césped. En principio, el estudio revela que, en las ciudades con mayor población del país, el acceso a un espacio verde a menos de 5 minutos de su casa no está asegurado. Existe una desigualdad muy marcada: un 85% de la población con mayor ingreso económico accede a estos espacios, mientras que de la gente con menores recursos solo un 65% tiene esa posibilidad.
La Ciudad de Buenos Aires posee grandes espacios verdes, como la Reserva Ecológica –que ocupa 327 hectáreas–, los Bosques de Palermo o el Parque Centenario. Si calculamos los espacios por metro cuadrado por habitante, nos daría una cifra engañosa, ya que gran parte de los ciudadanos se encuentran muy lejos de poder llegar a ellos. Según este atlas, un 12,4% de los aproximadamente 3 millones de habitantes de la ciudad reside lejos de un espacio verde público, esto es, unas 350.000 personas. Haciendo un análisis más fino de esta cifra, se puede ver que un 25% de la población más vulnerable carece de acceso a los espacios verdes mientras que dentro de la población con mayores ingresos solo el 4% sufre de esta problemática.
A este proyecto se sumó la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que bajo la coordinación de la urbanista Gisel Levit, trabajó en un modelo analítico para procesar la información del atlas. Para eso realizaron un minucioso relevamiento de la totalidad de los 450 espacios verdes públicos de todas las escalas. Estos espacios fueron analizados sobre la base de 50 indicadores catalogados en 6 categorías: arbolado, acceso, diseño, seguridad, mantenimiento, mobiliario (cestos, bicicleteros, bebederos, accesibilidad, bancos, mesas, veredas, senderos, iluminación), y amenities (gastronómicas, decorativas, infancia, entre otras). El estudio reveló que los mayores problemas en cuanto a mobiliarios están en zonas de población más vulnerable, sobre todo en la periferia de Rosario, y los mejores amenities se encuentran en zonas con una población con mayores recursos o en espacios más turísticos. Analizadas todas esas variables, el resultado es que, del total de espacios analizados, el 43% no alcanza los estándares mínimos de calidad.
A esta altura, queda claro que las plazas y los parques son fundamentales para la vida urbana por su importancia para la sociabilidad, el medioambiente, el esparcimiento, la salud pública y, sobre todo, para el amor, porque quién no recuerda aquel beso en la plaza. Mientras escribo esto, Google oficia de inconsciente y me muestra las fotos de aquel viaje a París cuando con mi pareja paseábamos por esos parques soñados y éramos felices y eternos como Julie Delpy y Ethan Hawke en la película Antes del amanecer. Es más, hasta creo escuchar la voz del personaje de Celine cantando aquello de “Let me sing you a waltz”.
*Asesor urbano. Gestor de ciudades y agitador cultural. Trabajó en 109 ciudades y flaneurió otras 80 en 20 países. Le gusta más descubrir lo que las iguala que lo que las diferencia.