Un notable fresco generacional protagonizado por dos parejas heterosexuales.
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Sean Quinn se fascinó con la Argentina. Tanto que terminó viviendo en Buenos Aires y escribiendo su primera obra de teatro para estrenar acá, muy lejos de donde nació, en Baltimore, la ciudad estadounidense que muchos conocemos como el escenario de una gran serie, The Wire. Esa obra se llama Las posibilidades de ser bueno y es dirigida por Nacho Ciatti, un artista santacruceño que también es uno de los protagonistas (el resto del elenco lo integran Nacho Francavilla, Gaby Pastor y Natalia Señorales). “Sean es el típico gringo enamorado de la Argentina: le gustó nuestra idiosincrasia, la forma de manejarnos un poco más desestructurada que tenemos. Vivió hace unos 10 años una especie de crash con el país y se puso a escribir. Tardó mucho para terminar la obra, pero lo logró. Y nosotros, con Magdalena Barril, le hicimos algunas pequeñas modificaciones a la dramaturgia simplemente para colocarla en un contexto más argentino”, explica Ciatti. “Es un fresco generacional protagonizado por dos parejas heterosexuales. Cada uno desea la vida de los otros, sufren las típicas crisis de la mediana edad, se dan cuenta de que las decisiones que tomaron no los hacen felices y están en una búsqueda desde el ego para solucionar esos problemas. Se traicionan entre ellos, dicen que son una cosa cuando en realidad son otra…Es una obra sobre las relaciones humanas y, más en concreto, sobre las decisiones que tomás en vida y cómo te pueden llevar hacia un lugar de plenitud o hacerte muy mal. Me refiero tanto a las decisiones que son propias como a las que uno toma un poco empujado por el contexto, por el deber ser, por las obligaciones que imponen la sociedad o la familia”.
"Es una obra sobre las relaciones humanas y, más en concreto, sobre las decisiones que tomás en vida y cómo te pueden llevar hacia un lugar de plenitud o hacerte muy mal."
Nacho Ciatti
Nacido en Río Gallegos y formado en la EMAD con maestros como Roberto Castro, Ciro Zorzoli, Mauricio Kartun, Luis Cano e Ignacio Apolo, Ciatti también realizó seminarios con Stephen Natchmanovich, Bob Wilson, Augusto Boal, Frank Castorf, Martin Wutke, Lucrecia Martel y Phillip Glass. En 2015 se fue a Berlín con poco dinero y muchas ganas de encontrar herramientas útiles para su oficio. Y la experiencia fue muy satisfactoria: “Desde que volví de allá tomé conciencia de que quiero mantenerme en términos estéticos dentro de los límites del teatro independiente, pero intentando trabajar con cierto nivel de producción –analiza ahora–. Porque ya es difícil para mí hacer una obra de otra manera. Me parece que está bueno que haya cierto piso de producción, más allá de la creatividad que caracteriza al teatro argentino, que siempre permite trabajar con pocos recursos. Yo creo más que nunca que para desarrollar una idea hacen falta recursos para realizarla. Y esta vez los tuve porque Sean respaldó económicamente el proyecto sin pretender tener ninguna injerencia en la puesta, además”.
Más allá de la necesidad de unas condiciones de producción determinadas, Ciatti –que ahora trabaja en la última parte de su Trilogía de los países, titulada Argentina (casa desaparecida), y en dos libros relacionados con el arte, la creatividad y el desarrollo personal– también aprendió en Alemania sobre modalidades de trabajo que según su propio criterio son muy útiles: “Una de las lecciones más importantes que recibí tiene que ver con las ventajas de despersonalizar el ámbito del trabajo”, señala. “Generalizando brutalmente, los latinos somos muy pasionales. Y como en el ámbito del teatro se trabaja con los egos y con la construcción de identidad, a veces las cosas se toman de manera personal, algo que imposibilita lograr ciertos niveles de calidad. En Alemania trabajé en dos obras como asistente de dirección y todo se maneja con sumo respeto y profesionalismo, es una construcción de una honestidad increíble. Yo me fui de Argentina porque me sentía medio asfixiado, calculo que por mis propias limitaciones. Pero cuando empecé a notar que había una diferencia notable entre Europa y Argentina, inmediatamente saqué el pasaje de vuelta para no acostumbrarme, para no quedarme. Yo quiero seguir haciendo cosas para mi círculo social, para mi gente, para mi idiosincrasia. Mis obras son sobre la clase media argentina, sobre personajes que se mueven en condiciones socioculturales muy precisas”.
Las posibilidades de ser bueno. Desde el 11, los viernes a las 23, en Nün Teatro Bar, Juan Ramírez de Velasco 419.