A partir de fotografías tomadas durante la cuarentena se idearon obras tridimensionales que se adaptan a esos espacios.
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¿Qué viene después de una pandemia en ciudades que hoy son objeto de cambios en las dinámicas habitacionales y de ocupación del espacio? Imaginar nuevos escenarios posibles es una entre varias invitaciones para la reflexión y la recreación que los artistas Rafael Parra Toro y Gian Paolo Minelli, por iniciativa de la curadora Agustina Rinaldi, tienden en la muestra Sonata de cruces posibles.
Una decena de fotografías intervenidas mediante tecnología de realidad aumentada se exhiben en la Fototeca Latinoamericana (FoLa) y activan los disparadores. A partir de imágenes del Microcentro porteño que Minelli tomó durante períodos críticos del encierro, el artista cinético referente en el dominio de la técnica del efecto moiré Rafael Parra Toro ideó obras tridimensionales que se adaptan con precisión a los espacios retratados por el fotógrafo. A partir de ello, el espectador se vuelve partícipe de lo que observa.
En las obras de los artistas Rafael Parra Toro y Gian Paolo Minelli, el espectador se vuelve partícipe de lo que observa.
Negocios que bajaron sus persianas, oficinas deshabitadas tras la llegada del home office, calles despobladas. Viejos y nuevos escenarios se entremezclan en las obras de Minelli. Las imágenes funcionan como una muestra autónoma y adoptan una segunda piel cuando el visitante activa un código QR a través del celular. “El trabajo de Rafael da otra posibilidad de ver y de vivir el espacio. Mirás a través del teléfono y las obras salen y es como que se mezclan con los visitantes. Eso produce otra realidad”, señala el fotógrafo. Y destaca la parte lúdica de la interacción: “La gente se divierte al ver los efectos, porque en relación con cómo te movés, las obras de Rafael toman otra perspectiva, otro volumen, otra velocidad de presencia, dentro de ese movimiento continuo casi perpetuo que él propone”.
El trabajo de Minelli se integra dentro del proyecto A la deriva por el Microcentro porteño, en el que venía trabajando con una cámara analógica de placa en negativo blanco y negro y al que luego sumó imágenes de celular también en color para la exposición. Su temática es la situación “de abandono, de vaciamiento de significado del espacio urbano del Microcentro, que se fue cristalizando al perpetrarse el home office y con el vaciamiento comercial de tiendas abandonadas, sucias las vidrieras, cúmulo de correspondencia debajo de la puerta que nadie va a recoger”, explica el autor.
El arte geométrico atraviesa el trabajo de ambos artistas. En las fotos de Minelli, hay presencia de elementos arquitectónicos “que reconstruyen una geometría, unas formas, también buscando ir más allá a través de la composición, de la estética, del equilibrio, no solamente documentando la degradación, sino dándole una posibilidad siempre de revancha, de belleza dentro de esa situación de ruina”, señala el fotógrafo. Y agrega: “Rafael, a su vez, propone otro rescate. La gente ve ese espacio vacío, por ejemplo: Falabella se fue del país y queda una sombra en la pared, la suciedad del cartel que fue eliminado, y ahí él inserta elementos que sobresalen. Además de una intervención estética, lo que hace es poético y da esa idea de «termina esta situación de pandemia, qué viene después». Es una posibilidad de algo, de una nueva energía que puede surgir”.
Parra Toro realizó un análisis espacial para crear una obra tridimensional que pudiera convivir en contraste con las fotografías de Minelli. “Creé efectos 3D con la técnica de la realidad aumentada que se adaptan con precisión a los espacios retratados”, explica el creador. “Vemos fotografías intervenidas dentro de un diálogo disruptivo, pero, sobre todo, nos encontramos con la magia, con una realidad cuántica visible”, opina.
Para el artista cinético, pionero internacional en el desarrollo de arte con realidad aumentada, se trató de una experiencia desafiante. “Admiro mucho a Gian Paolo y, gracias a la intervención conceptual de Agustina, logré abstraerme hasta del concepto de cada fotografía para poder hablar con mi propio lenguaje. Ella lo llamó Sonata de cruces posibles porque es una melodía de la sinergia, que fue lograda también gracias a la interpretación individual”.
El diálogo entre ambos artistas habilita a “hackear la idea de que aún sobrevive algún límite entre lo virtual y lo material”, sugiere Agustina Rinaldi.
Sonata de cruces posibles. En FoLa, Fototeca Latinoamericana, Godoy Cruz 2626, piso 1. Hasta el 21 de este mes. Turnos online en Fola.com.ar.