Malcolm Rendle (30) es licenciado en Administración de Empresas y fundó Bond, una compañía que fabrica gafas de sol y lectura a partir de desechos de plástico. Además, desarrolló negocios relacionados con el marketing y la indumentaria deportiva.
¿Cómo lo hizo?
Mientras estudiaba la carrera de Administración de Empresas en la UBA, Malcolm Rendle trabajaba en una empresa de marketing deportivo. En ese tiempo, incursionó en la indumentaria de ski y snowboard. Una tarde, cuando corría por el vial costero del Río de la Plata, se sorprendió con una imagen que lo desilusionó: la marea baja dejaba ver enormes acumulaciones de plástico. “Soy fanático del agua, navego y fui criado en el barrio del bajo de San Isidro, cercano al río, por eso tomé acción y decidí hacer algo. Al poco tiempo ya estaba haciendo pruebas de anteojos fabricados completamente con plástico reciclado y reciclable que extraíamos del río”, cuenta.
Por cada kilo de plástico que lleve un cliente acumula un 2% de descuento para ser canjeado por los productos de la marca. Con 50 kg se puede quedar con un par de gafas sin cargo.
Con una inversión de US$20.000 nació Bond, una compañía que desarrolla gafas de sol y lectura a partir de desechos de plástico. “Los anteojos nos parecían un símbolo para ver el mundo con otros ojos, por eso desarrollamos un producto que generara cero desperdicios en un proceso 100% circular”.
En la búsqueda de la identidad de la marca, uno de los propósitos es educar al consumidor, incentivar las prácticas de reciclaje y premiarlos por eso. Entonces crearon una acción comercial llamada “Pagá con plástico”, donde la marca invita a todas las personas a que lleven sus plásticos domiciliarios y por cada kilo se acumula un 2% de descuento para ser canjeado por sus productos. Sin fecha de vencimiento y acumulables, con 50 kg se pueden llevar un par de gafas sin cargo.
“No buscamos competir con otras marcas, nos esforzamos en que nuestros clientes nos elijan por nuestros valores, por cómo están fabricados nuestros productos y por la historia que hay detrás. Hacerlos es parte del proceso, promoviendo la economía circular, las prácticas de reciclaje y premiándolos por eso. Seguramente hay otros players, pero de nuestro lado damos la certeza con certificaciones del material que utilizamos, que es 100% reciclado, y la transparencia de nuestra trazabilidad en el proceso de reciclaje”, señala Malcolm.
Una vez que los primeros productos tuvieron buena recepción entre los consumidores, se logró una ronda de inversión de US$180.000 que se destinaron a mejorar procesos, capital de trabajo, estructura y marketing. Hasta el momento llevan reciclados 35.000 kilos de plástico y, con esa impronta, el modelo se basa en generar una sinergia entre los canales que intervienen en la cadena de valor y ofrecer al consumidor final distintas opciones: Wholesale (comercialización a través de ópticas de todo el país), Retail (tienda propia), Online (para el cliente que quiere quedarse en la comodidad de su casa) y Comex (en el que se apalancan con distribuidores en distintos países). Al día de hoy cuenta con distribución en Chile, Uruguay, Panamá, Paraguay, Costa Rica, Alemania y están por desembarcar en Estados Unidos y México.