Brenda Righi espera allanar el camino para las mujeres
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En una disciplina donde empezó a competir solo con hombres, Brenda Righi logró un ascenso maratónico y dice: “A los hombres no les gusta que les gane una mujer”. En sus inicios en el motocross, cuando sus colegas la chocaban para hacerla caer –entre otros hostigamientos–, cuenta que su madre fue clave para seguir adelante: “Ella es la que siempre me alentó”. Hoy, con 25 años, la mendocina es campeona nacional y se convirtió en la primera mujer en ser parte de un equipo oficial con Avant Honda Genuine Oil.
De chica creció viendo cómo dos de sus cuatro hermanos, todos mayores que ella, participaban de la disciplina. Cuando su sobrino siguió el mismo camino, decidió que ella también podía. En una familia ligada al motocross, Brenda encontró una excepción, su padre: “Él jugaba al fútbol y no quería que yo compitiera”. Sin embargo, a los 14 años recibió su primera moto, una R80 que su mamá le regaló a escondidas de su papá, quien cedió a la pasión de su hija con una extraña condición: “Me dijo que si quería competir tenía que hacerlo con el número 9, el que usaba él cuando jugaba a la pelota. Por eso yo uso ese número”.
Entre los hombres llegó a sufrir sabotaje en la previa a una carrera, donde uno de sus colegas le pinchó el tanque de nafta de la moto para que se quedara detenida y tuviera que abandonar en la primera curva.
Su altura no le permite llegar al suelo con sus pies desde la moto, y en los torneos inventaban todo tipo de restricciones para no dejarla participar: “Me hacían llorar mucho. Además, al principio, me sacaban cuatro vueltas de ventaja”, recuerda. Llegar a ser campeona no fue un camino fácil, nunca lo es para ningún deportista, y en su trayectoria, además de crecer como profesional, tuvo que aprender a lidiar con el machismo, muy propio del ambiente de los motores y la destreza física.
Brenda empezó a competir con 15 años en la categoría 85, y a base de entrenamientos y adaptación, recortó los tiempos que la alejaban de los pilotos de mayor experiencia en el enduro, el estilo de pista del motocross que requiere de gran destreza, habilidad y velocidad. De esta forma, pasó a escalar posiciones, y de quedar última, pasó a ser subcampeona y, luego, a ganar el título mendocino, un torneo conformado por varones.
Entre los hombres llegó a sufrir sabotaje en la previa a una carrera, donde uno de sus colegas le pinchó el tanque de nafta de la moto para que se quedara detenida y tuviera que abandonar en la primera curva. Ese ambiente misógino también la llevó a repetir ciertos prejuicios frente a la categoría femenina que se había creado: “Pensaba que iba a ser peor que competir con los hombres, pero me equivoqué. Afuera de la pista somos todas amigas”.
A fines de 2019 y principios de 2020, su desempeño la colocó en el lugar de referente del motocross femenino y despertó el interés de Honda, una de las marcas más importantes en la disciplina. “Después de una carrera del campeonato cordobés, recibí la propuesta por Instagram. Al principio creí que era una cuenta trucha”, y agrega que después de una videollamada donde comprobó que era real, entró en una especie de trance. Finalmente aceptó unirse al equipo durante 2021, con posibilidad de renovación al 2022. Con la marca, espera concretar su sueño de competir en el campeonato latinoamericano representando a la Argentina: “Se iba a hacer en Colombia, yo estaba convocada, pero se frenó por la pandemia. Todo parece indicar que se puede hacer el próximo año”.
Brenda es la primera mujer en ser contratada por una marca importante en el motocross nacional. “Sé que mi nombre queda en la historia, pero quiero que sea un punto de partida y no una excepción”, dice.
Además de las motos, Brenda tiene otra pasión: el crossfit. Este entrenamiento es fundamental para combinarlo con su disciplina. Es que el motocross es catalogado como deporte extremo, donde una maniobra puede provocar accidentes graves como el que tuvo en abril: “Uno de los competidores cayó adelante mío y, al esquivarlo, me caí y me rozaron el casco”, explica. Esa caída la llevó a estar inconsciente durante cinco horas y a tener el brazo derecho inmovilizado durante largas semanas. Hasta el día de hoy, no recuerda exactamente cómo fue, pero quienes estaban en el lugar lo comparan con el accidente donde murió su colega Wey Zapata, también en abril del 2021. “Si en vez de rozarme la cabeza me la golpeaba como le pasó a Wey, no estaría acá”, explica.
Ese accidente fue al momento de firmar contrato con Honda, y Brenda sintió que su vida podía cambiar rotundamente. Finalmente, pudo recuperarse rápido: “Fue un milagro, creí que nunca más me iba a subir a una moto. Al principio decían que estaba completamente quebrada”, agrega.
Brenda es la primera mujer en ser contratada por una marca importante en el motocross nacional. “Sé que mi nombre queda en la historia, pero quiero que sea un punto de partida y no una excepción”. En Honda compartirá equipo con los hermanos Marcos y Demián Guiral. Ella ya está lista para subirse a la nueva moto que usará con la 9 de su padre, para orgullo de su madre, la primera que confió en ella.