Pandemia mediante, esos colosos de cemento quedan desnudos como si el hincha de fútbol, su habitante natural, fuese el ropaje que lo cubre.
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“¿Ha entrado usted, alguna vez, a un estadio vacío? Haga la prueba. Párese en medio de la cancha y escuche. No hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie”. La frase pertenece a Eduardo Galeano, quien logró describir con palabras una sensación que solo puede comprender aquel que la haya experimentado.
Pandemia mediante, esos colosos de cemento que fueron pensados especialmente para agrupar a la mayor cantidad de gente en el menor espacio posible quedan desnudos, como si el hincha de fútbol, su habitante natural, fuese el ropaje que lo cubre. La ausencia del hincha deja expuesto su misticismo.
Galeano parece hablar de una energía latente, de emociones impregnadas en los bloques de hormigón que se pueden sentir, pero no se manifiestan. Esa puede ser una causa de la resistencia, por parte de los hinchas porteños, a que se realicen modificaciones y, mucho menos, mudanzas de lo que para ellos se configura como “templos de pasión”.
Mientras en Europa asumen un nuevo paradigma en la presentación de espectáculos deportivos como una experiencia más completa, los estadios de Buenos Aires quedaron atados al paradigma del estadio pensado para conseguir la mejor visión del campo de juego.
Todavía es incierto el panorama con respecto al regreso del público a los estadios, con estatutos y reglamentos redactados para otro mundo, donde lo normal ya no lo es y lo que pudiera parecernos extraño se vuelve natural, el mundo cambia y nosotros con él. Mientras tanto, en el eco de una multitud, parece repetirse esa estrofa que reza: “Esas tribunas están vacías”.
Matías de Mateos nació en Buenos Aires en 1982 y se crio en el barrio de Los Polvorines. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires y se recibió de realizador audiovisual en el Instituto Buenos Aires Comunicación. Hace 15 años se dedica activamente a la fotografía. Se desempeñó como editor en la Revista Don Julio, fue seleccionado para muestras itinerantes por el Centro de Estudios Fotográficos de La Plata, a cargo de Ataúlfo Pérez Aznar. Sus trabajos fueron publicados en Olé, Filo News, Perfil y la Revista Líbero (España). Vive en Berisso junto a su hija Amanda, y trabaja como realizador y editor de video para la web del diario Olé.