El notable artista mendocino presenta una muestra donde se inspira en la vida y la obra del autor de la Divina comedia.
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Mandando al infierno “a corruptos, traidores, dictadores y pedófilos”, Carlos Alonso llevó a sus pinturas, dibujos, collages y grabados lo que Dante Alighieri (1265-1321) puso en palabras siete siglos antes. Tal es el espíritu de su ingente obra referente al poeta que se expone en el Museo Nacional de Bellas Artes.
A sus 92 años, el artista argentino que retrató los males contemporáneos, reconoce: “Me atrajo la posibilidad de imitar de alguna manera el lenguaje que usó Dante en sus poemas. Me dio como un libreto, ciertas indicaciones que me abrieron camino”.
Alonso produjo obra alusiva al escritor en dos períodos: en los años 60, con numerosos retratos que realizó en Italia, y una etapa más reciente, desarrollada entre 2004 y 2009. “Creo que estoy con ganas de hacer una tercera, Alighieri es un autor que me acompañó toda mi vida”, dice el artista desde Mendoza, donde sigue pintando, en pequeño formato, procurando mantener el “fervor, difícil de conseguir en tiempos tan duros, que son los que alimentan”, cuenta.
El pintor se entusiasma ante la idea de volver con Dante sobre el lienzo tras ver cómo sus cuadros “calan nuevamente de alguna manera en el espectador y tienen algún rebote interesante y positivo”.
Bajo el título Dante x Alonso, la exposición presenta retratos del poeta florentino y composiciones inspiradas en pasajes de la Divina comedia “traídos al presente como prueba de que esos horrores siguen ocurriendo: en los 60, hay situaciones de violencia, nazis, víctimas del Holocausto, violencia racista norteamericana, excesos de la Iglesia, y en los 2000 se ven militares con cara de locos, dictadores, sacerdotes siniestros. Su aproximación señala que lo que dice Dante es absolutamente contemporáneo”, aporta el curador Andrés Duprat, director del museo.
Su obra es también “la de un hombre que vivió los horrores que señala: a él lo atravesó la violencia de la historia argentina reciente con una hija desaparecida y sufrió el exilio”, agrega. Y señala que la obra visual no es subsidiaria de los textos literarios. “Él los toma para hacer una creación que desde temprano es portadora de una gran lucidez”.
Alonso se interesó antes por el poeta que por su gran obra universal. En 1968, se instaló seis meses en Florencia, ciudad natal de Alighieri, y allí desarrolló más de 250 piezas. “Apenas llegado a Florencia empecé a realizar una serie de pequeños retratos en una carpeta que partían desde el mapa de Sicilia hasta el Dante azteca, esto último con la pretensión de que tuviera un tono latinoamericano”.
Lo primero que hizo en la ciudad fue visitar la casa del escritor, un museo que contiene cientos de ediciones que se hicieron en todo el mundo de la Divina comedia, “de forma que se puede ver la historia de las ilustraciones, de las versiones y de las interpretaciones múltiples que se hicieron durante siglos de su obra”, señala el artista. Y en esos trabajos vio un elemento plástico común: la mayor creatividad partía de las referencias al infierno.
“Conocer la historia y la vida de Dante y empezar a leer el poema me dieron ciertas pautas. Una fue el título, que en realidad es Comedia; le atribuyen a (Giovanni) Boccaccio el haber dicho, cuando lo leyó: «Esto es una comedia divina». Pero pensando en comedia, no en divina comedia, se abre todo un panorama, podés pensar desde Dante hasta Fellini. Eso me abrió una puerta hacia la comedia como contenido y como estética”.
En sus obras de los 60, Alonso cree haber reflejado “cierto esplendor que es parte de la potencia y de la dimensión creativa e imaginativa que tiene el poema”. Y agrega: “Desde Botticelli a Rauschenberg, pasando por Salvador Dalí y por grandes pintores italianos y españoles, hay un tono, una temperatura” en cada aproximación artística.
El artista pintó el rostro del escritor infinidad de veces. “Fue un modo de acercarme a él, que fue una figura fuertemente involucrada en la Florencia de los enfrentamientos y guerras internas en la que vivió: de soldado a cónsul, su implicación le costó el exilio.”
Dante x Alonso. En el Museo Nacional de Bellas Artes, Av. Del Liberador 1473. Hasta el 27 de febrero. Reservas y horarios en: Bellasartes.gob.ar