Un proyecto sustentable que reutiliza los desechos de la misma producción.
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Julián Clusellas tiene 60 años, lleva casi la mitad de su vida dedicada a la producción de olivos y conoce en detalle las problemáticas estructurales del rubro. Como ingeniero agrónomo y gerente general del establecimiento Valle de la Puerta en La Rioja le dio forma a un plan superador de esos obstáculos: creó la primera fábrica de pellets para producir biocombustible para calefacción de hogares y energía en industrias.
¿Cómo lo hizo?
El origen de la primera fábrica de pellets de la Argentina guarda relación con un problema: los productores de olivos son electrodependientes y el 40% del costo es el riego. Además, el 85% de lo que se cosecha son desechos que, en la gran mayoría de los casos, terminaban en una quema (ahora prohibida) sin mayores controles. Julián Clusellas, con más de 28 años a cargo del establecimiento Valle de la Puerta, ubicado en el corazón del valle de Famatina, en la provincia de La Rioja, conoce perfectamente esta situación, y buscaba una solución.
Los biocombustibles ganan cada vez mayor protagonismo no solo en el mundo, sino también en Argentina –que ingresó en este mercado recién en la última década–, por ser una fuente de energía renovable y alternativa a otras de origen fósil. Por eso, la empresa se acercó al Laboratorio de Biocombustibles del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) en Tucumán para solicitar asistencia técnica en la evaluación de procesos, maquinarias, proveedores, y para validar las calidades de los residuos olivícolas para su posterior selección.
El objetivo de Clusellas es fabricar pellets (así se llama a los pequeños cilindros granulados que hacen las veces de “leña”) con madera pura, y otros con madera y ramas y una variedad con orujo, carozos de aceitunas y residuos de hojas. Según las estimaciones que hizo Clusellas para llevar a cabo el proyecto, una tonelada de producción de olivos genera entre 10 y 12 toneladas de desechos que se pueden reutilizar en su nueva planta.
“La producción comenzó hace algunas semanas y permitirá aprovechar cinco millones de kilos de residuos, que se generan luego de la poda de olivares”, explica Clusellas, que en la actualidad elabora más de 1400 toneladas de aceite de oliva por año. Según el plan ideado por él, la planta tendrá un 98% de maquinaria nacional y los pellets que se fabriquen servirán como combustible natural con un alto poder calorífico, ideal para zonas sin acceso al gas natural por su bajo costo, que representa aproximadamente un 60% del valor del gas envasado al consumidor. Entre sus ventajas se destaca la sustentabilidad ambiental, ya que se obtiene de aserrín prensado de madera y de otras biomasas, con lo que se evita la tala de árboles.
Con una inversión de $80 millones, el segundo capítulo de la fábrica es desarrollar alianzas con autoridades nacionales, provinciales y en el exterior, para impulsar la utilización de este tipo de calefacción y sustituir los equipos a GLP (Gas Licuado del Petróleo). En este sentido, la empresa también se está preparando para exportar, principalmente a Chile, donde la quema de leña está restringida. Como estrategia adicional para extenderse en el mercado local, también se encuentran trabajando junto al INTI y a empresas metalmecánicas para fabricar estufas que utilicen estos pellets como insumo.