El estadio cubierto, sinónimo del entretenimiento en Buenos Aires, ha sido escenario de acontecimientos históricos.
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Construido de acuerdo con el bolsillo de sus dueños como un organismo viviente, el Luna Park no levantó sus cimientos bajo un determinado gran concepto de la arquitectura. El ringside con tribunas alrededor se desarrolló de a poco y en función de una capacidad económica variable. A medida que se recaudaba, se avanzaba con la obra.
El estadio cubierto se inauguró en 1931, aunque su historia se remonta a 20 años atrás, cuando Luna Park era el nombre simbólico de espectáculos que se realizaban en predios alquilados. El último de ellos se encontraba donde hoy se levanta el Obelisco. Recién en 1934, el terreno de la manzana de Corrientes, Bouchard, Madero y Lavalle consiguió ser techado debido a que todo el dinero había ido a parar a los costosos cimientos.
Remodelado a su imagen actual hacia 1951, su gran acierto ha sido construir un espacio que desde hace 90 años se reinventa para poder albergar todo tipo de veladas deportivas, artísticas, políticas y hasta sociales.
El estadio ha sido escenario de acontecimientos históricos, pasando por el velatorio de Carlos Gardel, la época de gloria del boxeo desde los 50 hasta los 80, los conciertos de Frank Sinatra, el casamiento de Diego Maradona y Claudia Villafañe y visitas clásicas como el Holiday On Ice y el Circo de Moscú. En 2007, fue declarado Monumento Histórico Nacional, un modo de protegerlo de los intereses inmobiliarios, debido a su ubicación estratégica y exclusiva.