La plácida levedad de Brno
- 4 minutos de lectura'
*Recomendado por Romina Paola del Pino
Cuna de grandes como Milan Kundera; hogar de hitos de la arquitectura mundial, con el sello de la Bauhaus; dueña de tesoros naturales sin par, Brno se ofrece encantadora y afable, sin prisas ni multitudes.
Nuclear Shelter 10-Z
Este lugar es un antiguo refugio nuclear, antiaéreo, que fue construido originalmente por los alemanes alrededor de la Segunda Guerra Mundial. Cuando terminó la guerra y Chequia (en ese momento, todavía Checoslovaquia) quedó bajo la influencia soviética, el búnker fue tomado por el ejército popular para que funcionara como un escondite ultrasecreto en el caso de una guerra nuclear. Hoy está abierto como un hotel retro, y también hay un pequeño café. No se ha cambiado prácticamente nada del aspecto original. Incluso, cuando entrás, por las ventilaciones escuchás perros ladrar, simulando lo que sucedía en esas épocas. Además, adentro encontrás ropa (que podés ponerte para sacarte una foto), teléfonos en los cuales levantás el tubo y oís grabaciones en alemán, y otras cosas que te hacen poner la piel de gallina.
Vodni Nadrz Brno
La represa de Brno es una obra arquitectónica en el río Svratka (antes se llamaba represa de Kníničky porque su construcción causó la inundación de esa aldea). Solía abastecer de agua a la ciudad de Brno, pero ahora se utilizan la represa Vír y la perforación en Březová, por lo cual hoy más que nunca es un lugar de recreación hermoso, en el cual te podés subir a un barquito y recorrer el embalse de punta a punta, frenando en distintos sitios del lago en los que podés bajarte y quedarte a disfrutar de las diferentes playitas. Ahí podés hacer paddleboard, tomar sol, pescar o incluso hacer nudismo. Si llegás hasta el final del recorrido, te bajás y vas caminando por un hermoso sendero hasta el castillo Veveří, uno de los más antiguos de Moravia, y de todo el país, que se puede visitar de manera gratuita.
Punkva Caves
A unos 35 km de Brno, hacia el norte, cerca de la ciudad de Blansko, se encuentran las cuevas de Punkva, una de las más increíbles cavernas del sistema de cuevas de República Checa. Se llaman así porque el río Punkva las recorre como curso subterráneo. El desfiladero de Macocha, que tiene un sumidero de 138,7 metros de profundidad y es el más profundo de su tipo en Europa Central, también integra esta reserva natural protegida. El recorrido consta de una caminata increíble por estas cavernas y, después, de un paseo en bote por la última parte de estas, que solo están abiertas en verano, cuando el agua se encuentra por debajo del nivel y son circulables. En uno de los momentos del paseo, luego de pasar por un túnel muy pequeño, la caverna se abre hacia arriba y hacia abajo, y se tiene una vista que pone los pelos de punta, a veces acompañada de música clásica y otras de Metallica.
Un descenso esperanzador
Según la información provista a fines de junio por el rastreador covid-19 de Reuters, las infecciones por coronavirus están disminuyendo en República Checa, con 133 nuevas infecciones reportadas en promedio por día, lo cual equivale al 1% del pico. Por otra parte, República Checa ha administrado al menos 7.343.893 dosis de vacunas contra el covid hasta el momento (con una población de 10.693.939 habitantes). En ese marco, las autoridades han aliviado varias medidas. Entre ellas, se ha relajado la obligación del uso de mascarillas y se han incrementado los topes para la organización de eventos culturales y deportivos. Si quieren consultar las actualizaciones en las normas para los viajeros, hay que ingresar en koronavirus.brno.cz/en/for-travellers y en mzv.cz.
*Soy de Villa del Rosario, Córdoba; tengo 38 años. Emigré con mi esposo buscando nuevos desafíos y una mejor calidad de vida. Primero estuvimos en Italia y después Diego consiguió un trabajo en Brno. Vinimos solo por un año, para luego probar vivir en otros países, y nos enamoramos de República Checa. Hace ya unos años que tenemos nuestro emprendimiento de empanadas argentinas (@LaPaisanitaCZ).
Producción: Alejandra Abrodos
LA NACION