Un software que mediante el uso de cascos de realidad virtual permite hacer varios test oftalmológicos.
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En su informe de 2019 sobre la salud de la visión, la OMS señaló que al menos 2200 millones de personas tienen deficiencia visual o ceguera y, de estos casos, más de 1000 millones podrían haberse evitado o aún no han sido tratados. Con este panorama bajo el brazo, el médico cirujano oftalmólogo Juan Rocco (56 años), del Centro de Miopía de la ciudad de San Juan, se conectó con Claudio Gabriel Dicmonas, analista de sistemas, que venía trabajando en el desarrollo de soluciones de realidad virtual y se propusieron cambiar la forma de hacer diagnósticos.
“En una feria de tecnología que se hizo en la provincia, Juan buscó una empresa socia para desarrollar una solución que permitiera hacer diagnóstico y que, en esencia, sea transportable e incluso manipulable a distancia, sin la presencia de un profesional médico”, explica Dicmonas.
Definido el objetivo, se pusieron a trabajar en la idea y un año después alcanzaron una primera versión: se trata de Ophta VR, un software que mediante el uso de cascos de realidad virtual permite hacer varios test oftalmológicos en un ambiente controlado. Esto optimiza el tiempo de consultas, pero, además, resuelve las limitaciones geográficas: se puede examinar a grandes poblaciones en poco tiempo, especialmente en lugares en los que no hay servicio de oftalmología.
“En el Centro de Miopía de San Juan ya hicimos más de 500 test y la verdadera ventaja es que se maximizan recursos (dinero, tiempo y personal) para hacer más test y detectar más patologías oftalmológicas. Además, con los datos ingresados al equipo y herramientas de inteligencia artificial se pueden hacer mapas de patologías prevalentes con relación a edad, sexo y enfermedades oculares”, apunta Juan Rocco. El gran diferencial que aporta el desarrollo se basa en la simplicidad del proceso, ya que son test guiados por una locución en los que se simplificaron al máximo los procesos de diagnóstico para que cualquier grupo etario pueda realizarlo sin problemas prácticamente de manera autónoma.
“El manejo del equipo no es necesario que lo realice un especialista. En este caso, el oftalmólogo recibe el resultado del test y diagnostica en forma remota”, agrega Dicnomas. El modelo de negocio del producto es por venta de equipos con licencia de uso, con el software instalado, o simplemente el alquiler de los dispositivos. Se pueden utilizar en forma masiva para campañas de prevención, en instituciones privadas o públicas (para controles visuales para registro de conducir, por ejemplo), en centros de atención médica, en salas de espera, entre otros posibles usos. En el futuro cercano piensan desarrollar tres test más, un tratamiento para el ojo desviado, mediante un juego, y seguir optimizando los cuatro exámenes ya desarrollados, con el objetivo de generar una solución única de múltiples funciones en un solo equipo.