Una guía arbitraria con las teorías más descabelladas
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Si hay una imagen icónica y difundida que ilustra a un típico conspiranoico es esa de un ñato que, con la intención de evitar que le lean sus ondas cerebrales de manera remota, se protege usando un gorro de papel metalizado.
Para saber más sobre el concepto original, busquen en Google “Jaula de Faraday”, pero la idea de un sombrero de aluminio protector mental se remonta a una historia corta escrita en 1927 por Julian Huxley, hermano biólogo del famoso Aldous Huxley, autor de Un mundo feliz. Julian escribió un cuento basado en su trabajo cotidiano que tituló “The Tissue-Culture King”. Desde entonces, la imagen fue parodiada infinidad de veces en la cultura popular –películas, series, animaciones y memes–, pero en caso de que se pudieran leer los pensamientos, ¿ponerse un sombrero de aluminio te protegería de algo? ¿Es un método que funciona de verdad?
La imagen icónica y difundida es la de alguien conspiranoico que para evitar que le lean sus ondas cerebrales de manera remota, se protege usando un gorro de papel metalizado.
Bueno, cuatro estudiantes del Departamento de Ingeniería Eléctrica e Informática del MIT se tomaron muy en serio la premisa y decidieron averiguarlo. No sé cómo lograron que les prestaran el laboratorio de medios del famoso Instituto Tecnológico de Massachusetts y el 17 de febrero de 2005 comenzaron los experimentos. Según ellos, guiados tanto por la curiosidad como por la posibilidad de usar equipos carísimos para divertirse.
Los científicos evaluaron el funcionamiento de tres diseños de gorros: uno con forma de casco, otro más tipo fez y el clásico terminando en punta. Colocaron las antenas receptoras rodeando la cabeza de cuatro personas distintas. Con un analizador de red modelo 8714ET (hoy ya obsoleto) de la empresa Agilent (que es la división de equipos para laboratorios de Hewlett-Packard), en conjunto con una antena omnidireccional, cuantificaron y graficaron las señales.
Primero midieron todo sin gorros y después repitieron la operación usando cada uno de los tres estilos de sombrero. Hicieron las cuentas, compararon datos, ¿y qué encontraron? Cito textual los resultados del experimento: “Todos los gorros exhibieron una atenuación de aproximadamente 20 dB a 1.5 GHz y sin atenuación significativa más allá de los 10 dB en cualquier posición”. Hasta ahí iríamos bien, supuestamente hay varias frecuencias que son frenadas por el casco protector. Pero estos chicos descubrieron, también, una amplificación de varios decibeles en el rango de 1.2 GHz con todos los gorros y otra amplificación aún mucho más grande en los 2.6 GHz. Hablando en criollo: ¡hay señales que se escuchan más fuerte con el sombrero de aluminio puesto!
Investigaciones de estudiantes del Departamento de Ingeniería Eléctrica e Informática del MIT determinaron que el usar esos gorros metálicos no solo no te protege, sino que amplifican las señales.
Si bien en promedio los gorros atenúan cierto rango de frecuencias, lo que reducen es mínimo, sobre todo si lo comparamos con cómo amplifican el resto. Y no solo eso; al parecer, muchas de estas frecuencias amplificadas coinciden con las bandas de radio que, según la Comisión Federal de Comunicaciones, la FCC (que es el organismo oficial que regula todo lo relacionado con frecuencias electromagnéticas en Estados Unidos), son las que están reservadas para el uso exclusivo del gobierno y sus agencias.
Es decir que, al revés de como indica el prejuicio, el usar esos gorros metálicos no solo no te protege, sino que les aumenta a los servicios secretos su capacidad de llegar a vos. ¿Cuán conspiranoico hay que ser para pensar que esa moda del uso de los gorros de aluminio como velo a los pensamientos la impuso el propio sistema para poder vigilar mejor a los disidentes? A partir de ahora habrá que fabricar cascos y gorros protectores de otras formas y materiales. ¿Cómo podrían ser? No sé, pero si por esas casualidades se te llega a ocurrir una idea que optimice el diseño de estos dispositivos y mantener nuestra privacidad a salvo, ¡cuidado!, no la pienses en voz alta a ver si te la leen los espías del gobierno mundial.
*Experto en delirios. Guionista y dibujante. Desde 2012 se dedica a investigar conspiraciones para columnas radiofónicas. En 2018 estrenó su podcast Conspiranoia para principiantes, y ha recopilado un libro que lleva el mismo nombre.