La actriz Emerald Fennell debuta como directora del film que gira en torno a los abusos sexuales
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Una de las razones por las cuales el cine de Hollywood ha tenido éxito en la conquista global es la sincronía. Incluso por las razones más mezquinas está atento a lo que sucede en la sociedad de Estados Unidos, a las modas, a los discursos y a los términos que construyen el colchón de ideas que va cristalizando, la mayoría de las veces de modo transitorio, alrededor nuestro. El #MeToo, ese movimiento de mujeres hartas del acoso sexual y el maltrato que tuvo como epicentro justamente el universo del cine y los comportamientos del monstruo Harvey Weinstein, fue y es una de esas ideas en el aire, cristalizada y operativa.
Digamos que #MeToo es importante porque permitió que mucha gente se sintiera cómoda y tranquila para acusar lo acusable. Uno podría pensar, pues, que Hermosa venganza (Promising Young Woman), ópera prima de la actriz Emerald Fennell (la vieron como Camilla Parker-Bowles en The Crown), sincroniza con el estado de las cosas en ese aspecto. Y sí, es cierto: sincroniza. Hay una joven (notable Carey Mulligan) que no tiene amigos, vive con sus padres en una casa que parece una caja de bombones un poco antigua. Se viste a veces angelicalmente. Y, semana tras semana, se levanta a un tipo en un bar, finge que está borracha y va con él hasta que el fulano trata de abusar de ella, y le da entonces un susto de antología. Esconde detrás un trauma: su mejor amiga fue abusada en el secundario por una jauría imbécil. Su mejor amiga ha muerto. Y, un buen día, el destino le da a nuestra protagonista la oportunidad de salir de ahí y de tener un novio bueno. Y, también, al mismo momento, de una venganza absoluta. Es una o la otra.
Bueno, no hay demasiado spoiler, aunque parezca en el párrafo precedente. Y, en realidad, este es un film de suspenso, también de una locura más o menos justificada, o de una lucidez dolorosa. En otro tiempo, sería un interesantísimo thriller con elementos de puesta en escena a veces notables, con un delicadísimo uso de la cámara, con precisa dirección de actores (para el curioso, Clancy Brown, Alison Brie y Jennifer Coolidge están muy bien haciendo algo a contrapelo de sus costumbres). Hoy, Hermosa venganza se puede ver como una declaración desesperada sobre uno de los temas del día. Pero detrás hay otro tema: la brecha entre mujeres y hombres, la competencia donde las primeras suelen llevar las de perder. De allí el título en inglés.
Lo que nos plantea un interesante dilema. ¿Emerald Fennell, que demuestra saber cómo se cuenta un cuento, profundizará en la veta de narradora cinematográfica, en la de la construcción de personajes intrigantes, en la del género no como cliché, sino como matriz encantadora para decir algunas cosas verdaderas? ¿O buscará profundizar en la declaración, en lo didáctico, en el señalar con el dedo? Porque, eso sí, Hermosa venganza es atractiva justamente porque, cuando está a punto de colocarse en la torre de marfil del moralista ad hoc, esquiva y deja que el relato retome sus fueros y nos vuelva a interesar. Toda obra (toda decisión que tome cada persona, es claro) es una encrucijada que abre varios caminos. Es lícito preguntarse cuál tomará Fennell de aquí en más, aunque los planos de hombres que bailan en cámara lenta que abren la película presentan algún dato sobre el futuro.
Dijimos que Carey Mulligan está muy bien. Lo está. Hace algo muy difícil: actuar de mentir. Tiene que mentirles a varios personajes, y tenemos que creerle la mentira porque tienen que creerle esos personajes. En cierto punto, la actriz crea un personaje mucho más complejo que el que, quizás, tenía la realizadora en tanto que guionista. Se ve en ciertos gestos, en ciertos momentos, en el uso del tono correcto al hablar para que un lugar común no lo sea tanto (o pase inadvertido). Sostiene, durante toda la película, un gesto de dolor que la acerca a una forma rara de santidad, incluso si tal santidad es más bien martirio. Ahora que volvieron los cines, es bueno juzgar ese rostro en la pantalla bien grande, porque sabe llenarlo.
Qué pasó con Hermosa venganza. Aunque no lo crean, el final sorprendente o la sorpresa de la película hizo que muchos sitios de internet lo explicaran (cuando es más sencillo que la tabla del cero). Y, después, puso de moda (o volvió a poner de moda) el emoticón, que fue utilizado como una especie de contraseña entre los fans de la película. En realidad, “las fans”, porque creó un impacto fortísimo entre adolescentes y jóvenes adultas, incluso si solo se vio en plataforma.