Una guía arbitraria con las ideas más descabelladas
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Si bien la idea del dinero digital existía desde antes del bitcoin, no fue sino hasta fines de 2008 cuando alguien llamado Satoshi Nakamoto descubrió cómo hacer funcional un sistema de pago electrónico que permitiera transacciones registradas y seguras entre personas sin la intervención de instituciones financieras. Nakamoto publicó un artículo en donde describe los detalles conceptuales y técnicos para crear una moneda descentralizada basada en una cadena online de bloques enlazados con criptografía. Lo curioso es que poco después del lanzamiento de bitcoin, Satoshi Nakamoto desapareció sin dejar rastros. Esto, obviamente, despierta múltiples sospechas que alimentan teorías y conspiranoias.
Por la forma en que están escritos los documentos originales y el software de bitcoin se duda de su origen nipón, por ejemplo. Muchos apuntaron a Hal Finney, la segunda persona en recibir una transacción en bitcoin, pero Finney murió en 2014, así que nunca lo sabremos. Un tal Craig S. Wright afirmó ser Nakamoto, aunque fracasó en probarlo. Algunos dicen que murió, otros que era un equipo de gente. El grafitero Banksy y Satoshi Nakamoto son los dos anónimos más famosos del siglo XXI.
Por la forma en que están escritos los documentos originales y el software de bitcoin se duda de su origen nipón.
Resulta particularmente llamativo el hecho de que la tecnología en la que se sustenta bitcoin, el hash SHA-256, fue creada por la NSA (la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana) en el año 2001 como un estándar para el procesamiento de información encriptada. ¿Vos decís que es imposible que le hayan dejado algún tipo de función oculta para activar en caso de considerarlo necesario?
El cofundador de Ethereum, Vitalik Buterin, comentó alguna vez que no se “sorprendería si Nakamoto es, en verdad, un especialista en criptografía que trabaja para la NSA, y cansado de las políticas monetarias del gobierno decidió crear bitcoin, o incluso la propia NSA decidió crearlo”. Al tiempo, se arrepintió y se desdijo.
Por otro lado, también es raro que Nakamoto desapareciera justo después de que Gavin Andresen (un programador de software que estuvo muy metido desde el principio en el desarrollo de bitcoin) visitara los cuarteles de la CIA. Según él, solamente fue a dar una charla de capacitación para explicarles cómo era que funcionaba el sistema y hasta mostró el recibo de cuánto le habían pagado, pero en la comunidad no le creyeron mucho. Al otro día, Nakamoto mandó un mail de despedida alegando que se iba a dedicar a otros asuntos y que dejaba el proyecto en buenas manos.
Otra teoría sostiene que bitcoin fue creado, en realidad, por un conglomerado de empresas asiáticas: SAmsung, TOSHIba NAKAmichi y MOTOrola. Es linda la coincidencia, pero un poco forzada. También están los esotéricos manifestando que Parravicini y Nostradamus pronosticaron la llegada de bitcoin, o incluso que hay anuncios premonitorios en la Biblia.
No me quiero olvidar de los que conectan todo con el 666, y para eso lo voy a citar al director ruso ganador del Oscar, Nikita Mikhalkov. Él afirma que el sistema de minería de criptomonedas, basado en sensores, que usa datos de actividad corporal –que acaba de patentar Microsoft bajo el código WO/2020/060606– “es el primer paso de una conspiración satánica que va a implantar microchips para dominar a la raza humana”. ¿Será tan así? Da para hacer una película.
Es simpático que la primera dirección de bitcoin, la billetera de Nakamoto, solo puede recibir, no puede enviar. Y, en estos años, muchísima gente le transfirió satoshis (así se llaman los centavos de bitcoin) a manera de homenaje y agradecimiento por inventar esta tecnología.
¿Es bitcoin una revolución pacífica que democratiza las finanzas o es un plan de la elite globalista para instaurar finalmente una moneda mundial?
*EXPERTO EN DELIRIOS. Guionista y dibujante. Desde 2012 se dedica a investigar conspiraciones para columnas radiofónicas. En 2018 estrenó su podcast Conspiranoia para principiantes, y ha recopilado un libro que lleva el mismo nombre.