El debut de Renault en el segmento de las chatas medianas llegó con la Alaskan y un modelo competitivo
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El lanzamiento de la Alaskan en 2020 tuvo una doble connotación, valiosa en ambos casos. Es que además de representar el arribo de Renault al segmento de las pick ups medianas, también reimpulsó un proyecto clave para la industria nacional: convertir la planta cordobesa de Santa Isabel en un polo productor de pick ups.
La iniciativa original, anunciada en 2015, apuntaba a fabricar pick ups de tres modelos. Sobre la base de la Nissan Frontier se acoplarían la Alaskan y la Clase X de Mercedes-Benz. Sin embargo, la marca alemana se bajó del barco y la francesa demoró un tiempo en sumarse. Así, ahora, Frontier y Alaskan revitalizaron las líneas de producción de Córdoba.
La versión testeada fue la tope de gama Iconic 4x4 con transmisión automática.
Diseño
La pick up de Renault se inspira en la Frontier, y toma buena parte de sus elementos. La primera diferenciación que busca es estética, y logra ubicarse como una de las pick ups más lindas del mercado. El mérito es del frontal con el glamour de Renault, con el rombo grande en el centro, ópticas integradas a la parrilla con luces diurnas de ledes formando un búmeran. Las llantas de 18 pulgadas de esta variante también son llamativas. Barras portaequipajes, barras San Antonio, portón trasero de diseño propio y lona marítima para proteger la carga le dan un look moderno.
En el interior, el confort aparece como uno de los puntos destacados. Además de las butacas de cuero calefaccionadas (ajustes eléctricos para el conductor) y de gran calidad, ofrece techo solar eléctrico, encendido por botón, cámara de 360°, climatizador bizona, salidas de aire en las plazas traseras. El tablero está compuesto por dos relojes analógicos y una computadora de a bordo con múltiple información. La pantalla central permite ajustar diversas funcionalidades y es compatible con Apple y Android.
Mecánica
El motor diésel biturbo 2.3 entrega 190 CV, con distribución por cadena. Una buena potencia para el off road y también para la ruta. Ni hablar para la ciudad. Es cierto que hay rivales que entregan más cilindrada y caballos, pero este motor conocido de la Frontier mantiene el equilibrio, en especial por su muy buen torque. La caja de cambios automática de siete velocidades es práctica y tiene pase de marchas secuencial.
La séptima marcha relaja el motor y eso impacta en los consumos: en ruta, ronda los 8,5 litros cada 100 km recorridos. En ciudad, el valor se acerca a los 12 litros. La aceleración de 0 a 100 km/h la realiza en 11 segundos.
A favor, el confort de marcha, en especial por un buen trabajo en las suspensiones y en la insonorización. En seguridad, incluye control de estabilidad y de tracción, de arranque en pendientes, aunque no suma asistencias a la conducción, como algunos competidores, que ya vienen con frenado autónomo de emergencia o velocidad crucero adaptativa (incluye el tradicional, con comandos en el volante). Aparecen también los ganchos Isofix y esta versión tiene airbags frontales y de cortina.
Para el off road, además de las suspensiones independientes en el eje trasero, tiene buenos ángulos de ataque y de salida, despeje de 230 mm y control de descenso. Sin bloqueo de diferencial, tiene una reductora para transmitir fuerza a las ruedas. La capacidad de carga es de una tonelada y la de arrastre es de 3,5 toneladas.