¿De dónde viene tu amor por el millo?
Básicamente soy de River por mi mamá y por mi abuelo. Por mi viejo no, porque era santafesino y de Colón. Viví durante muchos años cerca del límite entre Núñez y Saavedra. De chico mi vieja me llevaba al club los sábados y los domingos y pasábamos todo el día ahí: llegábamos al mediodía, veíamos la reserva y después el partido, generalmente en la platea de mujeres debajo de la popular. Terminábamos a la noche y volvíamos caminando a casa.
¿Te influye mucho un resultado?
Me cambia el humor, pero me dura muy poco porque pongo por delante que esto es un juego, un deporte. Obviamente a nadie le gusta perder; siempre quiero ganar hasta en la bolita, pero nunca pierdo de vista que es eso: un juego. Como cábala, tengo tres camisetas y un gorro que usaba siempre para ir a la cancha. Antes de entrar, tenía como ritual tomarme solo una lata de cerveza y después del partido nada.
¿Tuviste relación con alguno de tus ídolos?
Nosotros tocamos en la fiesta de despedida de Enzo Francescoli. Fuimos a comer a Puerto Madero con él y con gente de la discográfica. Compartimos unas horas charlando y es una de las cosas que recuerdo con más cariño. También cuando era chico tuve varios encuentros con el Beto Alonso. No eran épocas de muchos lujos y una vez lo crucé caminando por Avenida Libertador junto a Mostaza Merlo, bien a la noche, después de un partido. Algo muy loco que podía pasar solo en los 80. Hoy, ningún jugador podría caminar cerca de la cancha unas horas después de jugar un partido. Lo recuerdo con mucho cariño: el Beto es lo más. Otro ídolo que está muy presente en mi vida es Marcelo Gallardo. Hace tres años fui a tocar con el grupo Turf en una celebración del club; ahí pude agradecerle, darle un abrazo y nos sacamos una foto genial.
¿Qué dejaste de hacer para ir a ver a River?
Por amor a los colores, falté a un show de los Decadentes. Era un partido de Copa Libertadores a la noche. Yo ya tenía las entradas y no le quise mentir a la banda. Aunque la mayoría era de Boca, me entendieron porque además era una fiesta privada. También por ir a la cancha me mojé muchas veces y caminé miles de cuadras. Y lo voy a seguir haciendo.
¿Qué sentías cuando en la cancha se ponían a cantar con la música de los Decadentes?
Desde los 18 años voy siempre a la popular; me siento de ahí, me gusta alentar, estar parado y vivir los partidos con intensidad. Cantar las canciones de los Decadentes es hermoso, sobre todo porque no me reconocen, soy uno más y las canto a los cuatro vientos. Es un medidor de popularidad de las bandas y esas canciones llegan porque las conoce todo el mundo y son muy populares. Para mí es un placer vivirlas como un hincha más.
Completá la frase
- La final de Madrid fue lo mejor que me pasó en la vida.
- Lo que representa a River es ser el club más importante del país y el que mejor juega.
- A Gallardo le diría que se quede para siempre.