Construido a fines del siglo XIX, el Pasaje Colombo conserva sus fachadas originales
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Con un trayecto similar al de una L, el Pasaje Colombo se terminó de construir en 1893, en terrenos que formaban parte de la quinta de Antonio González Varela, a quien le decían Miserere, que fue un pionero del actual barrio de Once.
Al principio, el pasaje fue llamado Edificadora, debido a la empresa constructora que compró el espacio para edificar viviendas. Unos años más tarde, el complejo fue adquirido por Carlos Ambrosio Colombo, de ahí el nombre con el que hoy lo conocemos.
El ingreso oficial se encuentra sobre avenida Rivadavia 2431. Luego de unos 30 metros de recorrido, antes de terminar en una pequeña torre de seguridad de dos pisos, se abre a la derecha su único brazo, que sale por Azcuénaga 34.
Elegante y señorial, el estilo del complejo es una transición entre la arquitectura colonial y el academicismo francés con el que luego se construirían muchos nuevos edificios de la ciudad. Cada unidad tiene un subsuelo y cinco plantas dedicadas a viviendas con unidades de tres, cuatro, cinco, seis, siete y hasta ocho ambientes.
Las fachadas se conservan originales con aceras y faroles de hierro adosados a las paredes de las edificaciones, de color tiza, con sus puertas numeradas. Hacia el exterior, los 10 locales comerciales rompen la armonía de estas dos pintorescas callecitas que parecen llegadas desde otro planeta.