Los franceses son los expertos mundiales en el tema de las omelettes. Las tomaron de los romanos y, desde el Medioevo, las hacen respetando la técnica básica original. Dicen que es fácil hacerlas y es muy común fracasar dos o tres veces hasta que se aprende a que nos salga perfecta. A diferencia de los huevos revueltos, las omelettes son una masa lisa doblada en dos o tres sobre sí misma, como un pañuelo. Es importante cuidar que no se rompan durante la cocción. Ese es todo el secreto de una sencilla pero sofisticada omelette. Recomiendan tener todos los elementos listos porque son cocciones breves; una omelette de 1 huevo se hace en menos de 1 minuto. Las clásicas omelettes, que en muchos países se conocen como “tortillas francesas” se preparan solas, sin rellenar, con 2 o 3 huevos por omelette individual.
Tener todos los elementos listos porque son cocciones breves; una omelette de 1 huevo se hace en menos de 1 minuto.
Usar una sartén pesada, preferentemente de hierro o metal noble que no se pegue, de base plana, pareja y de uso exclusivo.
Calentar bien la sartén en seco, agregar un toque de la materia grasa, desparramarla con la ayuda de un pincel y verter los huevos ligeramente batidos y condimentados,
Mover la mezcla de los bordes al centro con una espátula de madera dejando que los huevos aún crudos se deslicen hacia los bordes.
Controlar que la base esté cocida, la superficie bien húmeda, retirar del fuego, rellenar si se desea con algún alimento, o no, doblar en tres sobre sí misma. Servir.
Para una lind presentación, decorar con hierbas frescas como perejil, albahaca o ciboulette.
Esta técnica básica de tortilla francesa u omelette es la misma que se usa para hacer las famosas omelettes rellenas: de queso, de champignon o de lo que uno quiera.