La Rosca de Reyes es la confitura tradicional del día 6 de enero, cuando se conmemora la visita de los Reyes Magos al recién nacido niño Jesús en Belén. Este pan dulce, esponjoso y suave en forma de rosca, tiene un origen y significado intrigante. Cuentan que los romanos durante sus festejos al dios Saturno tenían la costumbre de hacer un juego bastante divertido: colocaban una moneda o un dulce adentro de un dulce como y el que al encontraba la sorpresa se convertía en rey por un día. Años más tarde, con la llegada y la influencia del cristianismo, este juego tomó un valor simbólico y religioso. La Rosca de Reyes evoca el pasaje bíblico en el que los Reyes Magos van en la búsqueda del rey de los judíos, nacido en Belén, para poder homenajearlo. La tradiconal Rosca de Reyes, se comparte con toda la familia y ¿Qué mejor símbolo de unión y comunión que hacerla casera amasándola con todo tu amor? Seguí este paso a paso infalible y a disfrutar de todo su sabor y de su simbología espiritual.
Pasas de uvas o frutas abrillantadas picadas, 1 taza
Nueces picadas, 1 taza
Manteca cortada en trozos, 75 grs
Esencia de almendras, 1 tapita
Agua tibia, 1/2 tza
Preparación
Combinar en un bol la harina, la levadura y una pizca de sal, y mezclar bien. Si tenemos la máquina, usamos el gancho o el dispositivo para hacer masas si tenemos una procesadora.
Agregamos la leche, los huevos, la ralladura, el licor y el agua tibia. Mezclamos bien para que se forme un bollo, unos 5-7 minutos.
Gradualmente agregamos los pedazos de manteca, de a uno, mezclando bien hasta lograr una masa tierna y suave. Amasar hasta que la masa se despegue de la mesada y de nuestras manos, agregando un poquito de harina si es necesario.
Cuando la logramos, la ponemos en un bol enmantecado, cubrimos con papel film y dejamos levar en un lugar cálido más o me o menos una hora.
Sacmos la masa, la amasamos apenas y la dividimos en tres partes iguales, sobre mesada y manos enharinadas. Hacemos con cada parte tres chorizos largos y de igual medida.
Aplastamos cada uno con la mano tratando de formar una cinta de unos 6 cm de ancho. Rellenamos con las frutas y cerramos cada choricito pegando con huevo la cerradura. Luego trenzamos, unimos las puntas y colocamos en una tartera grande y la dejamos levar por media hora.
Batimos el huevo con una o dos cdas de azúcar impalpable y pintamos toda la trenza. Llevamos a horno de 180 grados por unos 30 minutos.
Cuando la sacamos, frotamos la parte superior con un pedazo de manteca y, si queremos espolvoreamos un poquito con azúcar impalpable.
En algunos países, como México, se conserva la tradición de encontrar la sorpresa. Le colocan dentro un muñequito con forma de niño Dios, que simboliza cuando José y María escondieron a Jesús de Herodes. El que lo encuentra se convierte en madrina o padrino del niño y deben llevarlo a bendecir a la iglesia y festejar el acontecimiento con tamales y atole el 2 de febrero, Día de la Candelaria.