Una receta ideal para preparar con niños y hacerles disfrutar de la cocina casera. Estos bombones (o trufas) de avena Quaker son bien argentinos ya que llevan dulce de leche, nuestro manjar nacional. También llevan cacao, dulce o amargo y se hacen en frío, así que, repetimos: a los chicos les encanta preparar los bombones de Quaker. No tienen que ser de esa marca, solo los llamamos así porque mucha gente los llama así. En realidad, lo que se necesita para hacer estas trufas que elegimos llamar, por comodidad, bombones de Quaker, es un ingrediente que se consigue suelto, se vende a granel o por kilo o por la cantidad de gramos que se necesite, en cualquier dietética: avena instantánea. Hay varias calidades de avena: la arrollada o la avena fina instantánea. La arrollada no es la ideal para estos bombones de Quaker porque para que sea fácil de digerir y se absorban vien los nutrientes necesita hidratarse antes de usar. Podríamos hidratarla un par de horas en agua o leche y después usarla para esta receta. Pero en general nos gusta más y queda mejor el sabor de los bombones de Quaker si se usa una avena similar a la de esta marca: instantánea, que no necesita hidratación. Lo que te aconsejamos es que consultes antes de comprarla. En ambos casos, los bombones de quaker son un postre muy fácil de hacer y tener listos para una merienda rápida. Con esta receta y la compañía de los más creativos de la familia, podrás hacer unos bombones de Quaker perfectos. Y con todas las variantes que la imaginación de los pasteleros del grupo sean capaces de crear.
Derretir la manteca a baño María y, cuando comienza a entibiarse, agregar la avena ultrafina y el cacao amargo.
Revolver bien con espátula o cuchara de madera para integrar todo.
Incorporar el dulce de leche y terminar de revolver.
Llevar a la heladera para que la mezcla tome consistencia.
Luego tomar cucharadas y hacer bolitas con las manos.
Pasarlas por el coco rallado y depositarlas en los pirotines.
Tip:
Es fundamental guardar los bombones de Quaker recién hechos durante 3 horas en la heladera para que tomen la consistencia deseada. No conviene saltearse este paso porque ni la textura ni el sabor son agradables si se prueban antes de enfriar.
También se pueden guardar en freezer para tenerlos listos para cualquier momento. Solo hay que sacarlos y dejarlos a temperatura ambiente entre media y una hora antes de comer.
Si no te gusta el coco rallado, podés bañarlos con cobertura de chocolate, pasta de avellanas, cacao o nueces picadas muy finas.