Colocar las postas de salmón en una fuente profunda y cubrir con hojas de cedrón y orégano, tres cucharadas de aceite de oliva, una cucharada de coriandro molido y una cucharadita de bayas de pimienta negra machacadas. Cubrir con papel film y reservar en la heladera durante toda la noche.
Pelar las remolachas, cortar, colocar en una olla con azúcar, clavos de olor, canela, 4 o 5 rodajitas de jengibre fresco pelado y vino tinto. Cocinar a fuego bajo hasta que estén tiernas, incorporando, si fuera necesario, caldo de verduras caliente. Retirar las especias cuando el líquido se haya reducido a las ¾ partes de su volumen inicial. Agregar una cucharada de fécula de maíz disuelta en ½ taza de agua, vino o caldo. Llevar a hervor nuevamente y apagar cuando la salsa esté bien espesa. Agregar una cucharada de manteca fría para dar mejor textura, brillo y color a la salsa.
Cocinar las arvejas en agua caliente hasta que estén tiernas. Retirar y saltear junto con los tomates en una sartén con manteca, sal y pimienta. Retirar el salmón, colocar en una fuente y cocinar en el horno hasta conseguir el punto de cocción deseado. Servir con las remolachas, los tomates, el perejil y las arvejas.