Una preparación clásica y eficaz para alimentar a una familia entera: el pollo a la portuguesa es un clásico de los hogares argentinos. Fácil de preparar y con ese sabor tan particular que se reconoce al primer bocado, esta receta no falla jamás. Y tiene sus rituales que lo hacen más encantador. Nunca falta quien entra a la cocina y se tienta de levantar la tapa de la olla para que salga el vapor con todos los aromas de la salsa, con sus tomates, sus morrones y su cebolla transparente. Si eso no pasa por lo menos una vez mientras lo preparás, entonces tal vez no estés haciendo un pollo a la portuguesa. Dudá y revisá la receta porque seguro algún ingrediente te está faltando. Ahhh, querés saber por qué se lo llama ¿"a la portuguesa"? La verdad es que no sabemos de dónde sale el nombre y eso que lo googleamos. Ni idea de si lo inventó una cocinera portuguesa que como no tenia tomates suficientes le agregó unos pimientos rojos pensando que nadie se iba a dar cuenta y a todos les encantó entonces les dijo esto "esta es mi receta secreta de pollo a la portuguesa", o si la inventó algún chef enamorado del país ibérico. No sabemos pero lo qué si te podemos asegurar es que con esta receta de pollo a la portuguesa tenés un platazo asegurado. Probala.
Cortar el pollo en 8 presas y en una olla profunda calentar el aceite con la manteca y allí dorarlas por todos sus lados, haciéndolo por tandas si fuera necesario
Una vez hecho, volver todas las presas a la olla y agregar la cebolla y los ajíes cortados en Juliana, los tomates sin piel ni semillas cubeteados y dejar cocinar por 5 minutos
Incorporar el vino, el ramo de hierbas, salpimentar a gusto y cocinar tapado a fuego mediano hasta que el pollo esté bien tierno
Por otro lado, hervir las papas cortadas en rodajas en abundante agua con sal y servir en una fuente grande junto con las arvejas y el pollo
Queda muy bien el pollo a la portuguesa acompañado con papas a la española en lugar de papas hervidas. Y así completás el mapa.
Podés agregarle arvejas para aportarle color al pollo a la portuguesa. O zañahorias hervidas. Por supuesto con arroz blanco combina a la perfección.