Las distintas versiones de las recetas de hígado con cebolla son siempre económicas y están en casi todos los países europeos. En Italia, a la veneciana; en Francia, a la lyonesa. Es simplemente hígado con cebollas, condimentos y otros ingredientes como manteca o panceta, que en la cocina judía y kosher, como esta receta, no utiliza. Todo se fríe en aceite. El hígado aporta buenos valores nutricionales. Los chefs recomiendan cocciones breves para que su interior quede jugoso y no se endurezca como en el hígado a la veneciana donde se cocinan los bifes en breves segundos, se retiran, condimentan con sal y sirven sobre un lecho de cebollas fritas.
Quitar la piel que rodea a los bifes, eliminar los nervios que interfieren en la cocción y reservar.
Calentar bien una sartén grande con un poco de aceite, condimentar los hígados con sal y pimienta y cocinarlos cuidando que queden bien jugosos. Reservar.
Retirar de la sartén las impurezas quemadas, y verter en ella un poco de aceite fresco. Deslizar las cebollas, mezclar, bajar la llama y cocinar revolviendo para que se cocinen sin que tomen mucho color.
Incorporar el extracto de carne, el vino, mezclar y hervir unos segundos. Ajustar el sabor.
Servir los hígados y cubrirlos con las cebollas y su salsa. Acompañar con una papa al natural.
Pedir al carnicero que corte los bifes del centro del hígado: es el sector más tierno, el mejor para esta receta de hígado con cebolla. Nunca comprarlo donde se angosta. Es la parte más dura.
Cualquier vino blanco dulce va bien para hacer el hígado con cebolla. Si te quedó un sobrante de vino blanco seco, usalo y agregale 1 cucharadita de azúcar.