La fondue de queso es un plato típico de Suiza. Solo lleva queso derretido y pan, ¿qué podría salir mal? De todo. En teoría la fondue de queso es un plato muy sencillo y realmente lo es. Pero si no está bien hecha, si no se come a tiempo, si la temperatura del fuego no es la adecuada, la cosa puede complicarse. Para hacer una buena fondue de queso, rica, en la temperatura justa, con el sabor equilibrado de los quesos fundidos, con croutons bien dorados y crujientes pero al mismo tiempo suaves y fáciles de masticar, hay que prestar atención a varios detalles. El primero: la elección de los quesos. Que sean de buena calidad y de distinto tipo. El vino blanco también debe ser de buena calidad y agradable al paladar. Es mejor catarlo antes de echar en la preparación. Y, en tercer lugar, es importante tener un recipiente adecuado: una olla especial para hacer la fondue de queso que tenga ese pequeño calentador debajo para mantener el calor constante durante todo el tiempo en que se disfruta de este plato. ¿Cómo se come la fondue de queso? Lo que caracteriza a esta receta es su aspecto lúdico, de comunidad, de celebración. La fondue se originó como una forma de compartir un plato caliente entre los montañistas suizos quienes habitualmente solo contaban con pan y queso duro para comer pero necesitaban calentar el cuerpo. Así que a falta de sopas y caldos, fundir el queso que llevaban pareció una buena idea. Hoy se sigue esta tradición: por eso, aunque podría servirse en cazuelas individuales, la verdadera fondue de queso se come compartiendo la misma olla. En esta receta te contamos como prepararla y qué quesos argentinos te conviene elegir para hacer una rica fondue de queso que congregue a toda la familia.
Volcalos en la fonduera con el vino y calentá a fuego medio, revolviendo siempre en forma de "8" con cuchara de madera hasta que todo se funda.
Agregá el kirsch, pimienta y nuez moscada. Remové bien y llevá la fonduera a la mesa sobre el calentador.
Acompañá con el pan, el jamón y la pavita (cortados en cubos grandes), los papines y repollitos (hervidos y al medio), y los portobellos y los cherry enteros.
En Suiza, cada región tiene su variante de fondue de queso con productos locales: 50% gruyère y 50% vacherin, o “mitad y mitad”, es un clásico.
Para hacerla más light en lugar de croutones de pan se puede comer la fondue de queso con verduras crudas: bastones de zanahoria, apio, hinojo o morrones cortados en tiritas.