Los huevos Benedict o benedictinos son huevos poché (escalfados) que se sirven regados de una salsa parecida a una mayonesa, llamada “holandesa”. Se sirven sobre las mitades de un muffin inglés (una especie de panqueque voluminoso), rebanada de pan o tostada. La versión original lleva también una lonja de jamón cocido, panceta o pastrón. Los huevos benedictinos se disfrutan en el desayuno, en el brunch o en un almuerzo.
Para la salsa holandesa: reducir el vino blanco hasta que queden 2 cucharadas de líquido en la cacerola. Sacar del fuego y agregar las yemas.
Para el sambayón: batir enérgicamente las yemas a fuego bajo hasta que dupliquen su volumen. Cuando se espese y se vea el fondo de la cacerola, retirar del fuego, agregar el jugo de limón y condimentar con sal.
Para los huevos: cocinarlos en agua hirviendo por 6 minutos. Enfriar en agua con hielo. Retirar la cáscara.
Tostar el pan de miga. Cortar la panceta en 8 rodajas y dorarlas en una sartén. Picar la ciboulette. Para servir, colocar 2 rodajas de panceta sobre la rodaja de pan. Luego el huevo y cubrir con la salsa holandesa. Terminar con ciboulette picada y pimienta.
En lugar de vino blanco se puede usar vinagre blanco o de manzana para preparar la salsa holandesa de los huevos benedictinos.
Hay quienes reemplazan el jamón o la panceta por unas lonjas de salmón ahumado, para un bocadillo más saludable y bajo en grasas saturadas.