Su preparación es simple pero rigurosa, porque encierra una tradición muy antigua. Existen distintas variantes, algunos le agregan piñones, nueces o pistachos partidos en pequeños trozos.
Poner los ajos en el mortero, agregar un poco de sal y deshacer bien para obtener una pasta.
Añadir los piñones, la albahaca y machacar insistiendo en los movimientos mientras las hojas se van deshaciendo.
Incorporar las dos calidades de queso, seguir trabajando y agregar el aceite de oliva de a muy poco mientras se lo va integrando a los ingredientes.
Todo debe quedar bien mezclado mientras el pesto adquiere una consistencia cremosa
Esta es la receta del pesto genovés básica, y la que es común a todas las versiones. En esta vale el agregado, o no, de una cucharadita pequeña y bien picada de un ajicito rojo. Lo esencial es elegir hojas bien frescas, quitarles los tallos, lavarlas y secarlas. El auténtico pesto se debe hacer en el mortero, aplastando bien sus hojas y los piñones contra las paredes para obtener una pasta. Los quesos se deben rallar al momento de usarlos. La cocina express recurre a las procesadoras manuales, para concentrar la pasta en una superficie pequeña.
Tips para un clásico pesto genovés
Los piñones, como todos los frutos secos, conviene tostarlos sin que tomen color
Reemplazar los piñones por nueces
El pesto se conserva en la heladera, durante un mes, siempre cubierto por una capa de aceite.