Las papas rústicas están de moda y además tienen ventajas digestivas. Como se hacen con la piel -bien lavada, eso sí - le aportan fibra al organismo y tienen mayor poder de saciedad. Generalmente se hacen al horno, bien condimentadas con muchas especias aromáticas y algo de picante. Cuando tienen mucho picante cambian de nombre, pasan de ser rústicas a llamarse papas bravas y se sirven con algún dip de mayonesa o salsa de tomate para acompañarlas. Esta versión de papas rústicas es al horno y con un golpe final de fritura para darle ese sabor de las papas fritas, bien crocantes por fuera y blandas por dentro.
Cepillar y lavar bien las papas. Ponerlas en una olla con agua que las cubra totalmente y llevar al fuego por 10 minutos. Colarlas, escurrirlas y cortar en 4 a lo largo.
Precalentar el horno a 200 grados durante quince minutos.
Marinar las papas con el aceite de oliva, el merken, la sal y la pimienta dentro de un bol mientras el horno se precalienta.
Luego distribuir los gajos de papa condimentados en una fuente para horno, espolvorearles el orégano y llevar la fuente al horno.
Cocinarlas por 20 minutos. Para darles un toque frito, luego sumergirlas en una sartén en aceite caliente hasta lograr el color dorado, escurrir sobre papel de cocina y servir.
Al momento de servirlas regar las papas rústicas fritas con perejil, tomillo o cebolla de verdeo, picadas y frescas.
En lugar de papas rústicas fritas se pueden usar papines andinos. En ese caso sólo hay que cortarlos a la mitad y, si son muy pequeños, cocinarlos enteros, siempre con su piel.