Las croquetas forman parte del recetario internacional desde hace siglos. Su nombre, croquette, es un derivado de la onomatopeya croquer: crujiente. Algunos dicen que el primero en prepararlas fue el chef del Rey Luis XIV en 1691; otros que las dio a conocer en 1817 el famoso cocinero Antonin Carême como "croquettes à la royale" durante un gran banquete Real. Crocantes por fuera, suavecitas por dentro, son muy populares en Francia, Holanda y, por supuesto, España.
Bechamel: 125g manteca, 125g harina 000, 500g leche, 5g sal
Preparación
En una olla fundir la manteca, agregar la harina y cocinar durante 2 minutos revolviendo todo el tiempo.
Agregar la leche sin dejar de revolver hasta obtener una salsa blanca bien espesa con la consistencia de una masa.
Reservar en heladera hasta que enfríe.
Cortar la mortadela en brunoise y dorar en sartén con un chorrito de aceite.
Hervir los brócolis, mezclar con 1/3 de la mortadela previamente dorada y procesar con un mixer.
Mezclar la bechamel, el brócoli procesado y el resto de la mortadela dorada.
Amasar hasta que se integren bien todos los ingredientes. Reservar en frío. Hacer bolitas de 25g, apanar pasando por harina, huevo y por último por el pan rallado.
Reservar en el freezer hasta que estén muy frías.
Freír en abundante aceite de girasol.
Se pueden servir con alioli de mostaza.
En el vaso del mixer o en una licuadora procesar medio litro de leche y un diente de ajo.
Una vez integrado, agregar 300cm3 de aceite en forma de hilo muy lentamente.
Una vez emulsionada la preparación, integrar 50g de mostaza de dijón con la ayuda de una espátula.