Lavo los tomates, los corto en cuarto y les saco las semillas.
Corto los cuartos en cuadraditos y los coloco en la olla donde los vamos a cocinar, que debe ser fuerte y con fondo grueso. Lo ideal son las de cobre con base redondeada, pero yo la hago en la Essen.
Agrego el azúcar y el jugo de los limones (esto es para que el dulce no se cristalice cuando lo envasamos). Lo dejo tapado por varias horas.
Al cabo de este tiempo veremos que el azúcar se transformó en jugo, como pueden ver en la foto de arriba. Esto indica que la mezcla está lista para comenzar la cocción.
Agrego la copita de Oporto y las cucharadas de miel y, cuando comienza a hervir bajo el fuego a mínimo.
Verán que se forma una espuma blanca encima. Hay que tener un pincel a mano y un jarro con agua para sacarla y dejarla en este recipiente. (Algunos usan espumadera, pero yo uso un pincel de los que suelen usarse para teñir el pelo y funciona perfecto).
Revolver con frecuencia con cuchara de madera.
Al cabo de unos 40 minutos apago el fuego y dejo enfriar. Si es de anoche, lo dejo hasta el día siguiente, cuando me fijo cómo está el punto. Para saber ésto hay varios sistemas: al principio yo usaba un termómetro de cocina y cuando llegaba a 106° apagaba el fuego. Otra forma es poner un poco de dulce en un plato y dejar enfriar. Si partimos la cantidad por el medio y queda separada, el dulce ya está. Ahora, directamente levanto un poco de dulce con la cuchara de madera y, si queda en la cuchara, está listo. Pero todo es cuestión de práctica. A medida que avancen irán tomándole la mano al punto.
Lavar bien los frascos, pasarles un algodón con alcohol por el interior y por la tapa y dejarlos secar. Envasamos el dulce en caliente, lo tapamos e inmediatamente los damos vuelta y los dejamos enfriar sobre un repasador.
Otra manera ded asegurarnos la esterilización es colocar todos los frascos llenos y tapados en una olla con agua y hacer hervir todo por 20 minutos. Conservar en lugar fresco y oscuro.