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Cómo hacer las galletitas que las abuelas guardaban en la alacena
Con mucha manteca como las noruegas, saladas para copetín, los polvorones más grandes que se deshacen en la boca, o las más simples con aceite; son todas galletas que recuerdan una infancia con la mano en la lata
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En los hogares de otros tiempos, siempre hubo una lata para guardar bizcochos. ¿Quién no recuerda la lata de las abuelas con galletitas caseras saladas o dulces, esas que estaban listas para los desayunos o las chocolatadas de las tardes?
Por aquellos años, lo salado giraba alrededor de los bizcochitos de grasa, las tostadas crujientes, algunos bizcochitos con anís, las simil de agua; o las dulces como los bay biscuits a partir de un bizcochuelo cortado en bloques rectangulares y secados en horno suave. También las tapitas, similares a las destinadas para alfajores, cuyo sabor cambiaba con lo que se perfumaba: vainilla, limón o naranja; o las galletitas de coco. Simples y fáciles.
La industria y su oferta enriqueció un rubro pleno de variedades y sabores, desde las más económicas, que se pueden conseguir al peso, hasta las envasadas en atractivos packaging, clásicas y con gluten free, nacionales o importadas; las galletitas son una eterna tentación para cualquier hora del día. También una preocupación, cuando de tan ricas, no se pueden parar de comer.
Las recetas de las galletitas en el mundo
Cada país, tiene sus galletas características. El descubrimiento de América nos aportó recetas españolas y exportó otras con fuerte presencia de azúcar y frutas desconocidas para el viejo continente.
Mientras los polvorones españoles se amasan generalmente con azúcar blanco, en Cuba, con el mismo nombre, las hacen con azúcar morena. Los polvorones tradicionales de manteca, se hacían con manteca de cerdo, pero en la receta de los polvorones más actuales se utiliza manteca de calidad.
La receta de los saladitos para copetín, suelen partir de una masa básica, que suma gramos de sal gruesa, o comino, o amapola, o nueces picadas, o queso rallado.
Los países escandinavos son muy reconocidos por sus famosos galletas, como las galletas noruegas, danesas o mantecadas, que son toda una industria de exportación. Los inviernos largos y veranos muy cortos, obligan a aprovisionarse de todo aquello que será parte de las alacenas, entre ellas, las galletas caseras nórdicas que siguen según esta receta. El norte de Europa es el epicentro de las galletas navideñas. Una muestra activa aparece cuando se acercan las fiestas para engalanar los arbolitos de Navidad.
También hay una exquisita variedad de recetas de las galletas con aceite, una especialidad de mi madre en cuya lata nunca faltaban. Tenía la habilidad de hacerlas saladas, con un toque de azúcar, un poco de cebolla rehogada y bien seca, más semillas de amapola. A partir de esa base, con azúcar y jugo de naranja, nacieron sus inigualables kijalaj, tantas veces compartidos con los lectores. Fueron el tesoro escondido de los nietos. Buscando una nueva adaptación, hacia lo más saludable y moderno; encontré en el muesli (avena, pasas de uva, copos de trigo) ingredientes recomendados por los nutricionistas y que incorporé a la masa básica. Mirá esta receta de las galletitas perfumadas con jugo de naranja.
Secretos y tips para hacer guardar las galletitas
- Los bizcochos que van en latas deben estar bien secos para que mantengan su estructura crujiente. Por eso hay que cocinarlos y guardarlos ya fríos.
- Si tienen algún ingrediente húmedo, como un toque de algún dulce, primero van en una bolsita aislante y luego a la lata.
- En general, se conservan bien durante 15 a 20 días. Para más tiempo, es mejor fraccionarlas en bolsas y guardar en el freezer. Reponer la lata a medida que se vacía.