Lleva dos décadas sin levantar cabeza, a pesar de ser parte de alguna de las etiquetas más preciadas
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“Era solo un chiste”, declaró años atrás Alexander Payne, director de la película ganadora de un Oscar Sideways (Entre Copas), soslayando los perniciosos efectos que su film estrenado en 2004 tuvo sobre el Merlot. Esta noble variedad tinta con la que se elaboran algunos de los vinos más icónicos del mundo lleva ya dos décadas en baja, y muchos atribuyen el retroceso en las preferencias de los consumidores a una frase que pronuncia su protagonista en el film (Miles Raymond, interpretado por Paul Giamatti).
“Si alguien pide Merlot, yo me voy. ¡No voy a tomar ningún Merlot de mierda!” (“I’m leaving. I am not drinking any fucking Merlot!”), ruge Miles en la puerta de un restaurant.
Pero el problema no es que no le guste el Merlot, todo lo contrario: “Miles ama el Merlot. Pero era el varietal favorito de su exesposa y él se rehúsa a beberlo por los amargos recuerdos del divorcio y el amor perdido -explica el experto en vino Joel Quigley, que trabajo como asesor de los guionistas de Sideways-. La botella de vino más preciada de Miles, que bebe solo al final de la película, es uno de los grandes vinos del mundo: un Cheval Blanc 1961, que es un corte de Merlot y Cabernet Franc”.
Sin embargo, agrega, “la parte del guion que explica esto nunca fue incluida en la película”. Y así le fue al Merlot... Tras el estreno de Sideways, la ventas de Merlot cayeron un 2% en Estados, y al mismo tiempo se dispararon en sentido contrario un 16% las de Pinot Noir, a las Miles le dedica elogios a través de todo el film. Una década después del estreno, la Vineyard Financial Associates calculó que los productores de Merlot perdieron unos 400 millones de dólares a causa de la caída en las ventas.
¿Y en la Argentina? Con fecha Octubre/2024, el más reciente informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) da cuenta de la caída libre que protagoniza el Merlot. La superficie plantada con esta variedad tinta se redujo un 23,7% entre 2015 y 2024, pero si ponemos el foco en el consumo... es aún peor: las ventas se desplomaron un 52% de 2014 a 2023. Y lo paradójico es que cada vez se hacen mejores Merlot en la Argentina, mientras que en el mundo sigue siendo uno de los componentes de algunos de los vinos más icónicos.
“Aunque en muchos países sigue siendo un cepaje de enorme potencial, la percepción del consumidor sobre el Merlot ha sido históricamente más reservada, tanto en Argentina como en el resto del mundo -comentóJuan Schamber, Gerente de Relaciones Institucionales de Grupo Peñaflor-. En Argentina, el Merlot se cultiva principalmente en regiones clave como Mendoza, Neuquén, Río Negro y San Juan, donde, a pesar de la alta calidad de sus ejemplares, ha tenido un camino algo complicado en su posicionamiento dentro del mercado. En parte, esto se debe a la consolidación de otras variedades como el Malbec, que ha logrado una identificación más fuerte con el país y su identidad vinícola, eclipsando a veces a cepas como el Merlot”.
“En Argentina, creo que está algo subvaluado, pero en el Valle de Uco hemos visto grandes exponentes de este varietal. El Merlot de la región se destaca por su elegancia, con vinos siempre sedosos que te da una sensación de suavidad que lo hace muy placentero al paladar. Es un vino que, aunque menos intenso que otros tintos, ofrece una gran armonía y versatilidad, lo que lo convierte en una opción excelente tanto para nuevos amantes del vino como para los más experimentados”, comentó por su parte Jorge Cabeza, Head Winemaker de Bodegas Salentein.
Plasticidad y elegancia
Originaria de Burdeos, Francia, el Merlot celebra su Día Internacional todos los segundos jueves de noviembre.
“Muchos de los grandes vinos del mundo son Merlot o lo tienen como base. Pasa con Petrus en Francia, por ejemplo, o con Masseto em Italia”, destaca Javier Lo Forte, enólogo de la bodega mendocina Pulenta Estate, que elabora tanto un rosé de Merlot como un tinto de súper alta gama. Una botella de Petrus 2018 fácilmente puede alcanzar los 18.000 dólares, mientras que una del “súper-toscano” Masseto, US$900, aunque es muy difícil de conseguir
“Es una variedad tremendamente plástica, a la que le podés pedir un montón de kilos de uva y te da buena calidad. Si optás por una cosecha temprana podés hacer un rosado, y si le pedís menos kilos obtenés un tinto de gran concentración. Como integrante de un blend aporta suavidad y ayuda a integrar los otros componentes”.
Pero, ¿qué esperar de un Merlot en la copa? “El Merlot se caracteriza por su intensidad frutal y por su gran elegancia en la boca, además de su suavidad y persistencia”, responde el director enológico de Rutini Wines, Mariano Di Paola. “No hay que olvidar que el Merlot es la segunda uva más plantada en el planeta, detrás del Cabernet Sauvignon, con presencia en Burdeos y Languedoc, en Francia, en California (EE. UU.), en Australia, en Chile y por supuesto en Argentina”, agrega Gonzalo Videla, ingeniero agrónomo de Rutini.
Finalmente, ¿por donde empezar a descubrir esta variedad? Un camino muy amable es el de los rosados, y uno muy recomendable es el Rosé SIl Vous Plait de Pulenta Estate. En un punto de precio amable, una versión tinta es el Alma Mora Merlot que salió hace unos pocos meses, y muestra el costado frutal de esta variedad. Versiones de alta gama son el ya clásico Rutini Merlot o el Primus Merlot, de Bodegas Salentein, en los que el paso de los años permite apreciar el potencial de guarda de esta variedad. Un distinto, el 45 Rugientes Merlot que produce Bodega Otronia en Chubut, y que recientemente la revista Decanter distinguió como Mejor Merlot de Sudamérica.
Beber con moderación - Prohibida su venta a menores de 18 años
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