(*) Por Jorge M. Genoud
Saber cuidar a un caballo que vive en un box o en el campo demanda una imprescindible preparación previa y cierta experiencia para hacerlo con propiedad. No puede estar ausente de esa capacitación y de esa destreza, la presencia de un neto espíritu observador de la persona que lo realiza, que permitirá conocer ciertos síntomas de un animal afectado o alteraciones en el lugar donde vive. Es primordial detectar visualmente esos signos que los animales demuestran para expresar un malestar en su salud, a veces se reconocen falencias o deterioros de las instalaciones que podrían ser origen de diversas lesiones.
Antes de comenzar la tarea diaria del cuidado, higiene y alimentación, debe prestarse una minuciosa atención al estado general del caballo, su ánimo (a veces el dolor o ciertos trastornos pueden reflejarse en una expresión diferente), la normalidad del movimiento y las cosas que lo rodean. Si vive en un box, la cama, materia fecal, el consumo de comida y la condición edilicia deben ser evaluadas por medio de la mirada porque pueden denotar anormalidades. Hay cruciales mensajes que emite el equino como su condición corporal, las características de la materia fecal, el estado de la cama y el ambiente donde conviven porque ellos pueden ser comunicadores de irregularidades ocurridas hace poco tiempo y deben ser reconocidos por quien está encargado de su asistencia diaria.
El caballo que vive dentro de un box pasa mucho tiempo encerrado, su permanencia aporta muchas informaciones acerca de las condiciones como transcurrieron esas horas en soledad y la persona que se encarga de su atención debe estar preparada para distinguirlas rápidamente.
El aparato digestivo y el organismo del caballo expresan su funcionamiento a través de la emisión diaria de materia fecal y orina. Observarlos pacientemente y analizar sus características debe ser una obligación de todo el que se dedica a su custodia. La materia fecal es un componente normal de desecho, es eliminada diariamente por el equino y compuesta por diferentes alimentos ingeridos. En la cama suelen detectarse datos valederos. El animal con una indisposición suele dejar rastros y reconocerlos es esencial. Por ejemplo cuando eliminan alimentos insuficientemente masticados.
(*) El autor es asesor veterinario de la Sociedad Rural Argentina