El clima y las variaciones que advertimos crean netas consecuencias desfavorables para los caballos, es primordial conocer sus efectos actuales y la posibilidad de disminuir sus secuelas porque protegerlos forma parte de los cuidados necesarios que debemos brindarles. La temperatura alta, humedad y calor crean condiciones consideradas adversas y afectan en mayor o menor grado al caballo que se encuentra suelto en el campo, al que vive en un box, al deportivo y al de trabajo.
Independientemente de las causas que los originen, observamos en estos años, aumento de la temperatura, olas intensas de calor, incremento de las lluvias, en ocasiones de inundaciones, a veces sequías, que afectan a diferentes zonas de nuestro país e incremento de insectos que molestan, pican o pueden ser vectores de transmisión de enfermedades. Estos cambios climáticos afectan a animales, vegetales y al medio ambiente en general donde viven, desencadenan circunstancias hostiles para mantener un buen estado físico de esos equinos o generan un medio favorable para el desarrollo de enfermedades de diferente índole. Su importancia radica en la obligación de trabajar intensamente para disminuir sus orígenes, si queremos tener caballos sanos y con menor vulnerabilidad para enfermarse, debemos estar alerta sobre las cualidades de vida que les proveeremos, reconociendo la necesidad de dotar a los animales de un medio propicio para su diaria permanencia y asegurar su bienestar.
El caballo que está suelto en el campo necesita tener árboles o sombra a su disposición para permitirle cobijarse naturalmente contra las altas temperaturas, agua a su libre disponibilidad para saciar el fenómeno de la sed y alimento para satisfacer sus distintas necesidades. Si el caballo está viviendo en un box, el calor en su interior puede ser intenso, por eso éste debe estar bien orientado, con una buena circulación de aire y con agua a su voluntad. Otro requisito a tener en cuenta son los horarios de las actividades físicas, en el trabajo o deporte a efectuar. Es conveniente eludir las horas de mayor calor para evitar su deshidratación y otros conocidos desenlaces. En todos los casos es adecuado que cuenten con un plan sanitario integral contra enfermedades infecciosas y parasitarias.