Aunque resulte paradójico hay que decir claramente que la Argentina ya se puso de moda de nuevo en el mundo de los inversores globales, a pesar de que, en el medio de la megaincertidumbre, la gran mayoría esté a años luz de percibirlo. La inflación, los problemas de empleo, la política y la cláusula RUFO impiden que la gente de a pie pueda siquiera soñar con una luz en el camino. Pero hay otra apuesta que los inversores más sofisticados están haciendo de cara a lo que llaman re-rating, que sin duda se traducirá en el cambio de ciclo.
Y como a mi juicio todo en nuestro país está barato (medido en dólares blue) hay grandes oportunidades para aprovechar. Desde ya que lo visible de este fenómeno son los activos con cotización bursátil, que en los últimos meses han subido de la mano de la multiplicación de fondos del exterior que ingresan a invertir en el país impulsados por un entorno global de tasas de interés que siguen por el piso.
Capital abundante y barato, ahorro excesivo y escasez de negocios rentables: ese es el contexto que se vive a nivel global. Durante años, las empresas locales grandes querían regionalizarse para ser mejor percibidas. Hoy conviene ser argentino de cara a los inversores que ven que el resto de la región tocó su techo. Los inmuebles en la Argentina están baratos comparados con cualquier ciudad equivalente, de modo que estoy convencido de que en ese sector el rebote será muy importante, como siempre ha ocurrido en el pasado: la construcción potencia lo que sucede en el resto de la economía. La gente del Real Estate local la viene pasando mal en los últimos años. Las escrituras y los permisos de edificación siguen siendo muy bajos, y esta potencial expectativa positiva por ahora paraliza, sobre todo a quien tiene que vender, a la espera de un mejor entorno.
Los años 2015 y 2016 se nos vendrán encima: muchos querrán anticiparse y la demanda empezará a presionar de nuevo. Gane quien gane las elecciones, los dólares comenzarán a ingresar, el cepo dejará de ser imprescindible y las cosas se encarecerán mucho en moneda dura. Incluso antes que la inflación llegue a niveles aceptables y mucho antes que vuelvan los créditos hipotecarios accesibles. La lógica del inversor es anticiparse a la tendencia y entrar antes que sea caro.
* El autor es presidente de APPI