Mientras el país estuvo encerrado durante la era K, y en el ámbito inmobiliario nos limitábamos a hacer fideicomisos al costo vernáculos, al tiempo que nos entreteníamos mirando los espejitos de colores de las excéntricas megatorres de Sunny Isles, en el mundo el sector de bienes raíces tuvo muy importantes transformaciones disruptivas que en general ni siquiera registramos.
En esta nueva era que ahora se empieza a vivir en Argentina, debemos mirar lo sucedido afuera, en especial en Real Estate, que ya no es lo que supo ser. Lo más notable es la aparición repentina de compañías gigantescas que hoy lideran el marketplace inmobiliario global, paradójicamente sin poseer activos reales. De la mano de la revolución de la ingeniería de la información, y en línea con los sucesos de otras industrias, como Uber en el transporte, en nuestro mercado surgió Airbnb, que actualmente es la firma hotelera más importante del planeta, y no tiene hoteles. Asimismo apareció WeWork, empresa líder en alquiler de oficinas, formato co-Working, que no tiene oficinas propias, y Prodigy, referente global en adquisición de Landmarks, que virtualmente opera sin capital propio, lo hace vía crowdfunding. Por último cabe destacar a Zillow, el motor de búsqueda de propiedades más grande del mundo que no tiene oficinas ni brokers.
Los cambios en el sector son brutales y altamente disruptivos, aunque no sean visibles para nosotros, ni aún estén presentes en el país. Pero lo nuevo no pasa por la creatividad arquitectónica, ni por el marketing publicitario, ni siquiera por el capital. Pasa por la aparición de las nuevas formas de interacción que la tecnología ha generado, y que en nuestro entorno ni vimos, ni nos enteramos.
La base de todo esto es la nueva shareconomy, una de las grandes ideas que están cambiando el mundo, las formas de emprender y hasta el concepto de propiedad, y que no podemos desconocer. Tenemos que reconstruir, con urgencia, nuestra vinculación con el resto del planeta. El nuevo gobierno lo sabe, pero en el sector privado pareciera que aún no hemos registrado la novedad. Los flujos de capitales entre países y regiones son gigantescos en la actualidad, y Argentina ha estado completamente ausente y de espaldas a ese fenómeno en los últimos años. Abrir los ojos a lo que sucede es un primer paso para empezar a integrarnos nuevamente.
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