En el centro de la ciudad se multiplican los desarrollos; un lugar atractivo para vivir e invertir
Tigre es mi lugar en el mundo. Aquí nací hace algo más de 50 años y aquí crecieron mis hijos y nietos. He intentado otros destinos, pero siempre termino volviendo a Tigre –cuenta Claudia Alonso–. En esta decisión hay poco y nada de nostálgico; por el contrario, en mi vida y en este lugar todo es movimiento, cambio, porque Tigre mantiene su identidad, pero creció mucho."
Mientras camina por la Costanera, frente al Tigre Hotel que hoy luce en todo su esplendor, Claudia comenta: "Cuando era chica también paseaba por acá. El hotel estaba prácticamente abandonado y en frente había un surtidor de nafta para las lanchas, atendido por Chamas, un viejito turco que parecía salido de un cuento y siempre tenía caramelos para los chicos. Entonces todos nos conocíamos y sólo había un par de edificios en propiedad horizontal. El surtidor y Chamas ya no están, la población estable se incrementó considerablemente, florecen los condominios y, sin embargo, la magia del lugar parece intacta. Es que el río sigue ahí, el ir y venir de las lanchas también..."
Claudia cuenta que de chica vivía en una quinta, hoy parte del Club Hacoaj, y que ahora reside en un conjunto habitacional de esos que ya caracterizan el retazo continental de Tigre. Una geografía que, a pesar de las condiciones del mercado inmobiliario, sigue dando espacio a nuevos emprendimientos.
¿En tierra firme?
Marcelo Giménez Zapiola, titular de MGZ Propiedades, confirma: "Tigre es uno de los municipios que más creció, sobre todo en los últimos 10 años. Su desarrollo fue acompañado de inversión en infraestructura y el aumento de la población hizo factible proyectos que necesitan de escala para ser viables, como colegios (en la zona de Nordelta se instalaron no menos de 10 y están todos completos), centros comerciales, locales de esparcimiento, de gastronomía. Si a esto sumamos el entorno privilegiado y ese gran pulmón verde que es el Delta, resulta claro por qué se ha transformado en un espacio único, capaz de sortear las actuales dificultades del mercado".
Un mercado que Martín Cukier, director del Grupo BPC, define como incierto: "Las condiciones económicas generales y la restricción a la compra y venta de dólares producen gran incertidumbre: el desarrollador teme arriesgar dinero en terrenos para nuevos proyectos. Por la inflación, las constructoras aumentan sus cotizaciones intentando cubrir los riesgos de una obra a dos años; el cliente termina mareado con el mix de operaciones en dólares, en pesos, con ajuste por inflación". Pese a esto, coincidiendo con Giménez Zapiola, Cukier cree que Tigre está en mejores condiciones que otras zonas para hacer frente al problema. "Paisaje, ubicación, accesos rápidos, cercanía con centros urbanos, eficacia del transporte público, seguridad y buen mantenimiento de espacios públicos permiten escapar al parate general", afirma esperanzado. Y Giménez Zapiola agrega: "Además, en Tigre, la incidencia de la tierra en el costo final todavía resulta razonable. Esto marca diferencia con zonas hipercotizadas, y torna al centro de Tigre atractivo tanto para vivir como para invertir."
Algunas propuestas
BPC, que se califica a sí misma como desarrolladora boutique, acaba de estrenar a la vera del río y a seis cuadras de la estación Palmas de la Bahía, un emprendimiento que parece reunir los atributos que buscan los vecinos de la zona: departamentos de categoría con buenas terminaciones, terrazas con pérgolas que miran al río, una casona inglesa de 1890 reciclada para oficiar de SUM y clubhouse, fragante parque arbolado con palmeras y alcanfores añejos, pileta y solárium con deck que se extiende hasta la costa. "En Tigre centro –informa Cukier– la relación oferta demanda sigue siendo favorable a la segunda. Este desarrollo incluye 90 departamentos; 30 se pusieron en alquiler y, en menos de un mes, se ocuparon más de 25. En lo que respecta a compra, por las condiciones ya descriptas y la falta de crédito, las operaciones son más lentas y casi siempre terminan confirmándose no con inversores, sino con quienes buscan calidad de vida." ¿Los valores? "Hay departamentos de uno, dos y tres dormitorios, entre 62 y 155 m2, con variadas tipologías desde 690.000 pesos más cochera. Los de un dormitorio se alquilan desde 3000 pesos más expensas." A pocos metros, dentro del casco histórico, el mismo grupo y la misma comercializadora, Toribio Achával, son responsables de Palmas Plaza, condominio de moderno diseño, con departamentos de uno y dos dormitorios, pileta al río y precios desde 515.000 pesos más cochera, que se venden con financiamiento y ajuste por el índice de la Cámara Argentina de la Construcción.
"En el mercado actual, los desarrollos en pesos son los más buscados", dice Giménez Zapiola. En Mirador de Tigre, uno de los emprendimiento que comercializa, ya vendieron el 80% de las unidades con entrega en seis meses. "La gente sabe que invirtiendo en pesos compran ladrillo dólar a 5,40 y una vez terminado se aseguran, a corto o mediano plazo, un retorno interesante. El valor promedio es de $ 10.000 el m2, con cochera y todos los amenities incluidos. Para las unidades terminadas, que se ofrecen en dólares, la venta se hace más lenta, pero siempre hay potenciales interesados en resguardar sus ahorros en ladrillos."
Y dentro de un paisaje tan vivificante como el descripto por Claudia.
Valores promedio
En algunos casos se comercializa según el índice de la CAC
- Palmas de la Bahía: son departamentos de uno, dos y tres dormitorios, que se comercializan desde 690.000 pesos más cochera. El alquiler de una unidad de un dormitorio parte en los 3000 pesos más expensas.
- Palmas Plaza: cuenta con departamentos de uno y dos dormitorios, que se venden desde 515.000 pesos más cochera.