Mi nieta Serena me vio con las tijeras de podar en la mano y me dijo: "Abuela, seamos felices mientras podamos". No sé de dónde sacó la idea, creo que alguien dijo esa frase por radio o televisión, pero encierra una gran verdad, aun sin tomar la palabra podamos como acepción del verbo poder, sino con la significación de podar. Porque, ciertamente, las podas de grandes árboles y de frutales de gran porte exige un despliegue de escaleras y elementos de apoyo para efectuarla. En cambio, la acción de realizar las pequeñas podas de primavera o verano va creando, en quien las realiza, una sensación inexplicable de gran serenidad, que contribuye a hacernos sentir más felices.
Sin acudir a los diccionarios, que se especializan en complicarnos la vida, todos sabemos que podar es quitar partes de una planta, tanto para adaptar su tamaño al espacio disponible –especialmente en este año, ya que las lluvias excesivas estimularon un desarrollo más intenso– como para quitar aquellas partes que han cumplido con su misión. Según eso, la poda que realizaremos ahora, a fines de la primavera, es una poda liviana para favorecer una próxima floración veraniega u otoñal. En primer lugar se impone limpiar la planta. Se puede comenzar por quitar las flores ya pasadas en los rosales. En ese caso se realiza un corte en bisel en los tallos florales, a la altura que se elija, por encima de una yema, ya que ahí rebrotarán muchos árboles jóvenes, de reciente plantación. Por ejemplo, los jacarandás emiten brotes a lo largo del tallo; hay que quitarlos no bien se los nota para que no quede marcas en el tronco. En el caso de que se observe un posible excesivo crecimiento en algunas ramas se puede practicar el útil pellizco, que consiste en quitar concentrando los dedos pulgar e índice en la punta de los tallos y quitando, de esa manera, la yema terminal, que es el lugar de crecimiento.
Los pellizcos bien aplicados en primavera o verano evitan futuras podas en otoño o invierno. En las herbáceas y bulbosas –margaritas, lirios, dalias–, cortar las flores con todo su tallo, para exhibir en floreros, constituye una eficaz poda que estimula el buen desarrollo de la planta y futuras floraciones. Es importante dejar en claro que podar no es mutilar, y que una sabia poda no solamente no daña, sino que estimula el buen crecimiento.