En los últimos años, la arquitectura sustentable ha dado proyectos innovadores que han tenido como objetivo el cuidado del medio ambiente sin perder diseño y calidad. Dinamarca es uno de los países más vanguardistas en diseño, decoración y arquitectura, y no podía ser en otro lugar que hayan creado un bar restaurante capaz de desmontarse, trasladarse y reciclar sus materiales para futuros emprendimientos.
Braunstein Taphouse es el nombre del proyecto ubicado en el puerto de Koege, a 50 kilómetros Copenhage. La idea del diseño estuvo a cargo del estudio arquitectónico ADEPT, de la capital danesa, para plasmar su creación a orillas del río, ubicado en el punto de transición entre la ciudad y el puerto que actúa como una puerta de entrada que subraya la conexión entre el agua y la zona urbana.
Los arquitectos decidieron hacerlo desmontable, por lo que la construcción de acero se armó fuera del sitio donde actualmente se ubica. El objetivo fue un inmueble que pueda adaptarse a los tiempos actuales y tener la posibilidad de una vida útil temporal; luego poder ser reciclado para, con sus materiales sustentables, trasladarse a una ubicación diferente o ser parte de otros proyectos. En Dinamarca este tipo de construcciones ayuda a reducir drásticamente el volumen de residuos que suelen ocasionar una obra.
El restaurante, de 450 m², está compuesto por juntas mecánicas y en sus paredes no tiene pintura ni lechada, que es una masa fina de cal, yeso o cemento mezclado con agua que se usa para blanquear los muros. En sus impresionantes vidrios se reflejan los pisos del interior, que están realizados con tarimas de madera, y desde el exterior se ve su gigantesco techo a dos aguas hecho de policarbonato con junta de clic. La fachada de madera de neutraliza el dióxido de carbono.
“Para nosotros fue importante diseñar el Braunstein como un edificio anclado localmente y que apoya la idea de un nuevo lugar de encuentro en la ciudad. Las tejas usadas están inspiradas en algunos de los antiguos almacenes del puerto, para hacer del edificio una parte natural de la identidad marítima cruda”, explica Anders Lonka, de ADEPT, en diálogo con LA NACIÓN.
La estructura también se diferencia del resto de las construcciones de la zona porque el restaurante es parcialmente autosuficiente con electricidad de paneles solares y la ventilación natural reduce la necesidad de ventilación mecánica. Con respecto a los ambientes, la planta baja del edificio tiene una cafetería en un extremo y un restaurante en el otro, mientras que los espacios de arriba se utilizan para actividades de la comunidad local y también eventos privados. “Está abierto al público y también a los más de 15.000 visitantes anuales que recibe la cervecería y destilería Braunstein”, detallan desde el estudio arquitectónico.
“Los importantes frontones están inspirados en algunos de los antiguos almacenes del puerto, lo que hace que el edificio sea una parte natural de la identidad marítima en bruto”, agrega Lonka. Braunstein es uno de los únicos proyectos en Dinamarca que fue diseñado para ser desmontado, con ese tipo de programa y funciones.